miércoles, 14 de mayo de 2008

Geopolitica petroleo y biocombustibles


Guerra Fría en América Latina
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La Guerra Fría en América Latina es la plasmación en éste territorio del enfrentamiento entre los Estados Unidos y la Unión Soviética durante la segunda mitad del siglo XX.
Si bien el inicio de la Guerra Fría se marca en 1947, los orígenes de las tensiones entre Estados Unidos y diversos gobiernos o movimientos latinoamericanos comienzan desde la independencia o, como mínimo, desde la elaboración de la Doctrina Monroe. Por la existencia de dichas tensiones la Guerra Fría en Latinoamérica fue especialmente convulsa para la región y uno de los principales focos de atención por ambos bandos enfrentados.
La estrategia de ambos bandos durante el desarrollo de la Guerra Fría varió según las situación global o las particularidades de los cambios en el ámbito latinoamericano. El principal punto de inflexión fue el triunfo de la Revolución Cubana en 1959 y la inclusión de la isla en la esfera de influencia soviética. Éste triunfo modificaría la estrategia comunista en el continente, produciéndose un auge de las organizaciones guerrilleras hasta finales de los 60, decayendo las guerrillas tras la muerte del Che Guevara en Bolivia. Tras el triunfo de la Revolución Sandinista en 1979 los conflictos armados vuelven a recrudecerse, especialmente en Centroamérica. Estados Unidos por su parte apostó por el mantenimiento a ultranza de régimenes aliados, en muchos casos militares, y la intervención militar directa o indirecta en contra de países susceptibles de girar hacia la influencia soviética, como el caso de la Invasión de Bahía de Cochinos o la participación en la guerra civil de Nicaragua.

Latinoamérica en la órbita estadounidense: la doctrina Monroe

La doctrina Monroe fue enunciada por dicho senador en 1823 frente a las pretensiones de España de intervenir en los estados americanos recién independizados. Dicha doctrina fue modificandose y evolucionando a lo largo de todo el siglo XIX, configurándose en la plasmación práctica del control económico y político del contiente americano latino.
Dicha doctrina fue interpretada, en la práctica, como las pretensiones expansionistas de los Estados Unidos hacia el oeste, primero, y posteriormente hacia el sur.
La guerra de México y la intervención en Centroamérica

La primera acción en aplicación de la doctrina Monroe contra un estado latinoamericano es la guerra de independencia de Texas de 1835, en la que el gobierno estadounidense apoyó a los colonos norteamericanos asentados en ésta provincia mexicana.
En 1846, las pretensiones de la República de Texas, que ya se había integrado en la Unión Americana, sobre territorios mexicanos excusó la intervención de los Estados Unidos en el conflicto, con una invasión que consiguió tomar la capital de México y permitió que EEUU se anexionara la mitad del territorio mexicano.
A partir de 1855 los EE. UU. intervinieron en Centroamérica en el transcurso de la Guerra Civil en Nicaragua en favor de la facción demócrata. La intervención fue protagonizada por William Walker, el cual ya había liderado una expedición ilegal contra la Baja California por la que fue absuelto por un jurado estadounidense. Aunque la expedición a la larga resultó fracasa, muestra el grado de implicación en los asuntos internos americanos del gobierno de los Estados Unidos.
La guerra hispano-estadounidense
A finales del siglo XIX la mayor parte de la expansión territorial estadounidense se había llevado a cabo. Sin embargo existían territorios reclamados como parte natural de los Estados Unidos, siendo éste el caso de Cuba, aun dominada por España. Entre 1848 y 1851 los EEUU trataron de anexionar la isla, bien por la compra de la misma o por una expedición militar mercenaria, sin conseguirlo. Durante éste siglo Cuba había mantenido importantes intercambios comerciales con los estados sureños, llegando a ser hundidos varios barcos cubanos durante la Guerra Civil Estadounidense al tratar de romper el bloqueo del sur.

Desde 1868 se sucederían los movimientos independentistas cubanos, desarrollados a lo largo de tres guerras: la Guerra de los Diez Años, la Guerra Chiquita y, a partir de 1895 la definitiva guerra de independencia. Este último levantamiento estuvo dirigido por José Martí, personaje que había pasado varios años en el exilio en EEUU y que se oponía a cualquier tipo de dominio estadounidense sobre la isla. Martí, fundador del Partido Revolucionario Cubano, moriría en los inicios de la guerra. En 1898, el hundimiento del Maine permitió a los EEUU intervenir en la guerra cubana, consiguiendo el control de la misma hasta 1902 en administración directa. Si bien, en la constitución cubana fue impuesta la enmienda Platt, dando carta blanca a los EEUU para cualquier injerencia en los asuntos internos cubanos además de marcar el dominio económico sobre Cuba por parte de los Estados Unidos.

SEPARACIÓN DE PANAMÁ DE COLOMBIA
La intervención norteamericana en Panamá está condicionada por la importancia estratégica de ésta región. Durante su historia había habido varios intentos por conseguir construir un canal que uniera el Caribe con el Océano Pacífico, todos ellos fracasados.
Durante el siglo XIX se habían desarrolladoa algunos movimientos secesionistas en Panamá respecto a Colombia, de diversa entidad y trascendencia. A principios del siglo XX los independentistas comenzaron a buscar el apoyo de Estados Unidos, el cual les fue concedido. La permanencia de buques norteamericanos en el istmo condicionó cualquier respuesta militar colombiana a la secesión de Panamá. En el mes de noviembre de 1903 la independencia fue declarada, firmándose ese mismo mes el contrato para la construcción del canal por parte de Estados Unidos, el cual mantendría el territorio del canal a perpetuidad.
INTRODUCCIÓN DEL MARXISMO EN LATINOAMÉRICA
El marxismo latinoamericano tendrá características originales con respecto al desarrollado en Europa, principalmente por las características específicas de las sociedades latinoamericanas. La fuerte presencia del campesinado y la cuestión indígena condicionarán el desarrollo del movimiento socialista y comunista.
La primera introducción del marxismo vendrá dado por la fuerte inmigración europea, principalmente en Argentina, Chile y Uruguay, de trabajadores cualificados. Gran parte de ésta inmigración acudirá a América escapando no solo de las pobres condiciones de vida en sus lugares de origen sino, también, de la persecución política a la que era sometido el incipiente movimiento obrero.
LOS PRECURSORES CHILENOS
La introducción del socialismo en Chile vendría a mediados del siglo XIX de la mano del grupo llamado Los precursores, un grupo de individuos de clase acomodada que desde su acceso a la cultura y las ideas europeas, generalmente vetadas para las clases más pobres, encontrarán en el marxismo un metodo de análisis de la sociedad chilena con la cual atacarán el sistema de desigualdad social. Entre los principales medios de difusión de su ideario se encontrara el periódico El Amigo del Pueblo, donde se expondrán artículos llamando a la necesidad de asociación popular o en El Progreso, donde se describirá la situación de miseria de las clases trabajadoras chilenas.[1]
LA INMIGRACIÓN EUROPEA EN EL SIGLO XIX
JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI

En 1923 José Carlos Mariátegui regresa a Perú tras su estancia en Europa, donde ha tomado contacto con las ideas marxistas y ha sido testigo de la fundación del Partido Comunista Italiano. Durante unos años participaría en el APRA, con el que rompería para fundar el Partido Socialista Peruano (1928), luego renombrado como Partido Comunista del Perú.
Mariategui desarrolló una intensa labor activista e intelectual en Perú. En 1926 fundaría la revista Amauta la cual, aunque pluralista, se convertiría en la revista de referencia del incipiente socialismo latinoamericano. En 1928 se publicarían los 7 ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana, un análisis de la sociedad peruana desde la óptica marxista. Adaptará el marxismo a la realidad latinamericana analizando sus características específicas, como la cuestión indígena o el gamonalismo. Será uno de los autores latinoamericanos más influyentes de la izquierda y una pieza clave para la expansión del socialismo en sudamérica. Igualmente abogó por la unidad hispanoamericana en la línea del pensamiento de José Martí, con especial acento al protagonismo de las culturas indígenas americanas.[2]
El impacto de la Revolución Rusa y la oposición a Estados Unidos (1917-1948)
Los primeros Partidos Comunistas y el Movimiento Obrero
El marxismo en México tras la Revolución
La masacre de las bananeras
La invasión de Nicaragua y la resistencia sandinista [
La crisis de 1929
La caída de los precios de las materias primas tras el crack de 1929 provocó una fuerte inestabilidad social en toda América Latina, lo que llevó a la instauración de regímenes militares en gran parte del continente y, por otra parte, el aumento de la influencia social de los movimientos de izquierdas y comunistas.
Primeros Gobiernos militares
Durante el año de 1930 se sucedieron los golpes de Estado en Latinoamérica, apoyados de forma directa o indirecta por Estados Unidos en la mayoría de los casos. El 23 de febrero de ese año Rafael Trujillo alcanzó el poder en la República Dominicana mediante un cuartelazo. Ese mismo año, el 6 de septiembre, se produciría el primero de una serie de golpes de Estado en Argentina que permitiría a los militares establecer su poder de facto. En 1931 llegaría al poder en El Salvador Maximiliano Hernández Martínez.
Insurrección de Izalco
Levantamiento campesino de 1932 (El Salvador)
Coincidiendo con la inestabilidad política, económica y social de El Salvador, el Partido Comunista Salvadoreño recién fundado fue aumentando la intensidad de sus acciones y consiguiendo ganar franjas de influencia social. En enero de 1932 el Partido Comunista decidió presentarse a las elecciones municipales y legislativas, las cuales fueron sospechosas de fraude y manipulación,[3] lo que llevó a los comunistas a organizar un levantamiento armado en enero, siendo dicho levantamiento previsto por las autoridades antes del mismo.

El 22 de enero de 1932 los campesinos de la región occidental del país se sublevaron contra el gobierno armados con machetes. Sin embargo la insurrección fue controlada por el ejército en apenas dos días, recuperando todas las localidades tomadas por los insurrectos y causando una fuerte represión contra los campesinos acusados de participar en el levantamiento. Gran parte de los líderes campesinos y comunistas fueron ejecutados, como en el caso del dirigente indígena Feliciano Ama. Según las propias fuentes oficiales, fueron ejecutados 4.800 comunistas,[4] aunque es un dato difícil de verificar.
En julio de 1932 se decretaba una amnistía que borraba los crímenes cometidos en el aplastamiento de la insurrección.[5]
Primera fase de la Guerra Fría (1948-1959)
La Escuela de las Américas y la Doctrina de Seguridad Nacional
El Bogotazo]

El 9 de abril de 1948 Jorge Eliécer Gaitán, jefe del Partido Liberal Colombiano y representante de los sectores más izquierdistas del mismo, era asesinado en Bogotá durante la celebración en la ciudad de la IX Conferencia Panamericana y con la presencia en la capital del General Marshall y de una importante delegación estadounidense, así como del estudiante cubano Fidel Castro.
El magnicidio provocó una violenta respuesta popular en forma de un motín en Bogotá, con réplicas posteriores en otras regiones de Colombia, provocando tumultos durante varios días. Numerosos miembros de la policía se unieron a la revuelta en Bogotá, dificultando en un principio su control. El gobierno, encabezado por Mariano Ospina Pérez del Partido Conservador Colombiano, movilizó al ejército consiguiendo apagar el levantamiento en Bogotá. Los hechos dejaron un saldo de varios cientos de muertos en la capital.
El "Bogotazo" ha sido considerado como el inicio del período conocido como "La Violencia", protagonizada por miembros y simpatizantes de los dos principales partidos del sistema político colombiano, dando origen a las guerrillas liberales y a las "autodefensas" comunistas además de los llamados "pájaros" conservadores, provocando cruentos enfrentamientos en muchas zonas rurales tras los sucesos de 1948. La violencia bipartidista llegó a su fin después de una década, pero a partir de 1960 surgieron guerrillas izquierdistas de corte marxista como las FARC y el ELN.
El Golpe de Estado de Guatemala (1954)
En 1951 llegaba a la presidencia de Guatemala Jacobo Arbenz, el cual durante tres años impulsó una política encaminada a la independencia económica guatemalteca y la reducción de las grandes desigualdades campesinas, creadas especialmente a partir de la extensión del latifundio. Durante la primera parte del siglo XX, la empresa norteamericana United Fruit Company había conseguido grandes parcelas de terreno en Guatemala, por lo que el proyecto de Reforma Agraria anunciado por Arbenz fue interpretado como un ataque a los intereses de la compañía y de Estados Unidos. Arbenz al mismo tiempo legalizó al Partido Comunista Laboralista Guatemalteco, que apoyó al presidente, lo que aumentó la inquietud de Estados Unidos con respecto al gobierno de Guatemala y las acusaciones de ser un agente comunista hacia Arbenz.
Ante las constantes presiones estadounidenses y de la United Fruit Company, y el aumento de los rumores de un Golpe de Estado, Arbenz decretó la suspensión de las garantías constitucionales. A mediados de 1954 el Coronel Carlos Castillo Armas, acantonado en la frontera de Honduras con su ejército y apoyado por los EEUU, penetró en Guatemala avanzando hacia la capital. El 27 de junio de 1954 Arbenz era obligado a renunciar a la presidencia.
Castillo Armas sería asesinado en 1957, siendo sustituido por el General Ydígoras Fuentes en 1958. En 1960 un nuevo intento de Golpe de Estado llevado a cabo por jóvenes oficiales izquierdista fracasó, huyendo gran parte de los supervivientes y generando el nucleo de las guerrillas que se mantendrían en armas hasta la década de 1980.
La Guerra Fría tras la Revolución Cubana (1959-1971)
La Revolución Cubana
El triunfo del movimiento guerrillero Movimiento 26 de Julio el 1 de enero de 1959 en Cuba condujo a la formación de un gobierno revolucionario liderado inicialmente por Manuel Urrutia Lleó como presidente y José Miró Cardona como primer ministro, quienes serían desplazados poco después por Fidel Castro para imprimirle progresivamente una explícita orientación comunista, la única aun presente en América.
La Revolución Cubana fue la primera revolución comunista exitosa en el continente americano. Su éxito inspiro movimientos guerrilleros similares en América Latina. La implantación en Cuba del socialismo a solo a 90 millas de EEUU represento el mayor triunfo comunista en la región durante la guerra fría y desde alli la revolución buscaría extender la revolución a todo el continente Latinoaméricano.
La invasión de Bahía Cochinos

La crisis diplomática entre los EEUU y Cuba sobre la nacionalización de empresas estadounidenses en Cuba y el progresivo acercamiento de Castro a la Unión Soviética hizo pensar a la CIA en un plan para derrocar al gobierno revolucionario y restablecer el status quo anterior a la guerra. Basados en su éxito en Guatemala de 1954, la CIA planeo una invasión de fuerzas anticastristas que debían tomar el poder con la menor intervención de EEUU. Luego de un arduo entrenamiento en Guatemala, Puerto Rico y Nicaragua, la invasión comenzo el 15 de abril de 1961, y pronto se convirtió en desastre. Las Fuerzas Armadas Cubanas no tardaron en reaccionar y los expedicionaros fueron batidos en su mayoría en las playas. Al no contar con el apoyo popular que esperaban y hallarse rodeados, los expedicionarios se rindieron el 19 de abril.
Bahia de Cochinos sirvió para cimentar la imagen de Fidel y de la Revolución Cubana como baluartes de resistencia contra el imperialismo estadounidense y fue un gran golpe propagandistico contra los EEUU.
El alineamiento con la Unión Soviética

Inicialmente Fidel deseaba mantener una relación amistosa pero de respeto a la soberanía cubana con los EEUU, pero los incidentes diplomáticos y la invasión de Bahía de Cochinos demostro a Castro la aversión que sentían los Estados Unidos para el nuevo gobierno cubano y de que si quería que la revolución sobreviviera necesitaría un aliado poderoso que pudiera contrarestar la influencia etadounidense.
Tras Playa Girón Fidel declaro abiertamente a Cuba como un gobierno comunista y estrecho relaciones con la Unión Soviética y el bloque comunista. Las expropiaciones y nacionalizaciones de industrías básicas se aceleraron, a la vez que comenzaba a llegar una oleada de asistencia soviética técnica, económica y militar. La progresiva militarización de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos estuvo a punto de provocar la Tercera Guerra Mundial durante la crisis de los misiles cubanos.
La Crisis de los Misiles

Lugar de instalación de los misiles, noviembre de 1962
Tras Bahía de Cochinos Cuba se sentía insegura ante un posible nuevo intento de invasión de los Estados Unidos. Castro estaba seguro de que los EEUU invadirían.[6] Cuba había estrechado relaciones con la URSS y solicito asistencia militar para sobrevivir en caso de presentarse un nuevo intento de invasión. El Partido Comunista soviético de apoyar más directamente al gobierno revolucionario de Cuba al mando de Fidel Castro, debido al antecedente que se creó con la operación fracasada de Bahía de Cochinos, que dio muestras inequívocas de que Estados Unidos no iban a permitir un gobierno pro-soviético a escasos kilómetros de sus costas.
La URSS vio en Cuba la base necesaria para el apoyo a nuevas oleadas revolucionarias en países americanos, así como por su cercanía a Florida, una base militar desde donde poder amenazar a los Estados Unidos sin que éstos tuvieran tiempo de reacción, igualando así la amenaza que significaba para los soviéticos los misiles estadounideses emplazados en Turquía y la República Federal Alemana. Por ello, el líder soviético Nikita Kruschev y su gobierno decidieron asegurar la isla con la instalación de bases de misiles, con capacidad para alcanzar Estados Unidos y dispuestos para llevar cabezas nucleares.

La instalación fue descubierta por las fotografías de un avión espía estadounidense, el U-2. Analistas de la CIA señalaron al presidente John F. Kennedy que estructuras fotografiadas en Cuba parecían corresponder a instalaciones de misiles, todavía no operacionales pero que lo estarían en poco tiempo. Kennedy, se dirigió a la Nación con un mensaje televisado de 17 minutos, el 22 de octubre de 1962. Habló de establecer una cuarentena y un cerco alrededor de la isla, para cumplir esta medida se desplegaron barcos y aviones de guerra estadounidenses. Jrushchov dirigió un mensaje a Kennedy el 24 de octubre: "...la URSS ve el bloqueo como una agresión y no instruirá a los barcos que se desvíen"; pero en las primeras horas de la mañana, los buques soviéticos disminuyeron la velocidad y regresaron o alteraron sus rutas.
El 27 de octubre un avión espía U-2 fue derribado por un proyectil SAM, disparado por los soviéticos desde una de sus bases, cuando sobrevolaba la isla, aumentando aún más la tensión. Sin embargo, el mismo día, Jrushchov propuso a Kennedy el desmantelamiento de las bases soviéticas de misiles nucleares en Cuba, a cambio de la garantía de que Estados Unidos no realizaría ni apoyaría una invasión a Cuba, además, también debería realizar el desmantelamiento de las bases de misiles nucleares estadounideses en Turquía. Después de continuas negociaciones secretas, de las que estuvo excluido Castro, Kennedy aceptó. Este acuerdo se conoció más tarde, ya que Kennedy lo firmó con la condición de que ni la no invasión a Cuba ni el desmantelamiento arriba mencionados, llegaran a ser de público conocimiento en al menos 6 meses.
La extensión de las guerrillas
El triunfo de la Revolución Cubana inspiro una ola de movimientos revolucionarios en América Latina, quienes buscaron mediante la lucha armada lucha armada y la guerra de guerrillas instalar gobiernos socialistas en la región.
Cuba presto apoyo directo a distintos grupos guerrilleros revolucionarios en un afan internacionalista de extender la revolución al continente, muchos grupos fueron entrenados y equipados en Cuba. Las guerrillas fueron una constante politica a lo largo de la segunda mitad del siglo XX en casi toda América Latina.
Colombia: las FARC y el ELN
La Fundación del Frente Sandinista (1963)

En 1959 en Managua un grupo de estudiantes crearán la Juventud Patriótica, organización antisomocista partidaria de la lucha armada siguiendo el ejemplo del Movimiento 26 de julio cubano, aunque poco después esta organización desaparecería tras varias escisiones. Algunas de estas crearían el Movimiento Nueva Nicaragua y, el 23 de julio de 1961 se fundaría en Tegucigalpa el Frente de Liberación Nacional a partir de jóvenes radicalizados y disidentes del Partido Socialista de Nicaragua y del Partido Conservador[7] . En 1962 el FLN, tras las primeras acciones guerrilleras, incorporaría el adjetivo sandinista pasando a denominarse Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).
Esta organización se basaría, en un primer momento, en el foquismo impulsado por el Che Guevara y el ejemplo cubano. Sin embargo, durante los primeros diez años de existencia el FSLN apenas representaría un riesgo para el régimen somocista nicaragüense. Como elemento original del FSLN se encuentra su inspiración en las Comunidades Eclesiales de Base y en la Teología de la Liberación.
Las guerrillas centroamericanas
Muerte del Che y decadencia de las guerrillas]
La reacción estadounidense (1971-1979)
La victoria de Allende
Los gobiernos militares
Chile (1973)
Uruguay (1975)
Argentina(1976)
Operación Cóndor

Ante la fuerza que habían tomado los movimientos guerrilleros revolucionarios en América Latina y la creciente movilización de la sociedad en protesta por la situación económica que iba empeorando y estallaría en los años 1980, los Estados Unidos de América idearon un plan de contrainsurgencia que haciendo uso de los gobiernos locales pro estadounidenses buscaría la erradicación de las guerrillas y los movimientos populares que amenazaban los gobiernos Latinoamericanos y la hegemonía de los Estados Unidos en la región. Miles de policías y militares fueron entrenados en la Escuela de las Américas para efectuar dichas tareas anti guerrilleras, los Estados Unidos apoyaron dictaduras militares en la región que ofrecían una "mano más dura" contra los movimientos guerrilleros que gobiernos civiles o como en el caso de Chile y Argentina servían de elemento reaccionario ante movimientos democráticos sospechosos de tener inclinaciones socialistas. La operación Cóndor se caracterizo por la colaboración de los gobiernos de América del Sur y Estados Unidos para erradicar las guerrillas y movimientos populares haciendo un fuerte uso del terrorismo de estado y graves violaciones a los derechos humanos.
Véase también: Guerra Sucia
Implantación de los grupos paramilitares
La Triple A
Última fase de la Guerra Fría (1979-1989)
Victoria del Frente Sandinista y Guerra Civil en Nicaragua
El 19 de julio de 1979, tras varios meses de ofensiva e insurrecciones del FSLN, Anastasio Somoza Debayle abandonaba Nicaragua rumbo a Miami y las tropas sandinistas entraban en Managua. Tras la toma del poder, el FSLN cuenta con una amplia hegemonía política y el control total de las fuerzas militares que habían derrotado a la Guardia Nacional somocista. Sin embargo, antes de 1979, los sandinistas (especialmente los llamados terceristas) habían realizado una política de alianzas amplias que incluía a sectores conservadores del Frente Amplio Opositor (FAO), por lo que en un primer momento hubo de adaptar su programa de gobierno para incluir a estos sectores[8] . Así pues, durante los primeros meses de la revolución los sectores conservadores que se habían opuesto a Somoza forman parte del nuevo gobierno de mayoría sandinista, si bien pronto comienzan a surgir divisiones y enfrentamientos que harán abandonar el gobierno a los conservadores en noviembre de 1980.
También en un primer momento la administración Carter no se mostrará beligerante contra la Revolución Sandinista. Sin embargo, desde la llegada al poder de Ronald Reagan en 1980 se inició una política de acoso y agresión contra los sandinistas, contando con el apoyo de los gobiernos de El Salvador, Honduras y Costa Rica mientras que el gobierno nicaragüense se acercaba al Movimiento de Países No Alineados, al bloque socialista, Cuba y a la Internacional Socialista.
La Contra
Navidad Roja

La Revolución Sandinista encontró serias dificultades para implantarse en la zona de la costa atlántica, poblada mayoritariamente por indígenas y creòles. A partir de 1981 comenzaron a producirse serios incidentes entre el gobierno sandinista y las organizaciones indígenas como MISURASATA que llevaron a que un buen número de miskitos se unieran a la Contra en Honduras o Costa Rica. A principios de 1982 los sandinistas decidirían trasladar a 42 comunidades miskitas desde sus lugares de origen en el Río Coco, frontera con Honduras, hacia unos nuevos asentamientos conocidos como Tasba Pri.
A partir de este momento comenzaría una campaña de desprestigio contra el gobierno sandinista por parte de las organizaciones contrarrevolucionarias, elementos de la jerarquía eclesiástica y los Estados Unidos, que acusaron al gobierno de genocidio y de violación de los derechos humanos, aunque hasta día de hoy no las acusaciones no han podido ser demostradas.
La Teología de la Liberación
La Guerra Civil en El Salvador
Conflicto de Baja Intensidad en Colombia
El fin de los regímenes militares
Fin de la Guerra Fría
Acuerdos de paz en El Salvador y Guatemala
Derrota electoral del Frente Sandinista
El Caracazo----
El caracazo o sacudón fue una masacre realizada por el ejército y la guardia nacional durante el gobierno de Carlos Andrés Pérez contra manifestantes que habían creado una fuerte ola de protestas y saqueos el 27 de febrero de 1989 en la ciudad de Caracas, e iniciados realmente en la ciudad de Guarenas, cercana a Caracas. El nombre proviene de Caracas, la ciudad donde acontecieron parte de los hechos, recordando a otro hecho ocurrido muchos años antes en [Colombia]; el bogotazo.
Consecuencias de la Guerra Fría
Consecuencias económicas: la extensión del neoliberalismo
Consecuencias sociales: desigualdad e inestabilidad [
Referencias
1. Cervantes Virtual, la cuestión social en Chile
2. Mariátegui, José Carlos. La Unidad de la América Indo-Española, revista Variedades. 1924
3. Solo Literatura El uso del derecho de voto y sus penosas consecuencias
4. Martínez, Néstor Las venas abiertas de los indígenas en El Salvador consultado el 22 de abril de 2007.
5. Cuellas Martínez, Benjamín El Salvador: de genocidio en genocidio
6. Cuban Missile Crisis Causes
7. Martí i Puig. La izquierda revolucionaria en Centroamérica: el FSLN desde su fundación a la insurrección popular, Institut de Ciències Polítiques i Socials. 2002
8. Pozas, Victor S. La revolución sandinista (1979-88). Ed. Revolución, 1989
Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/Guerra_Fr%C3%ADa_en_Am%C3%A9rica_Latina"




Biocombustibles y relaciones de dominación

Desde cualquier punto de vista que se mire, el éxito de los biocombustibles depende de la obligación de usarlos, de las exenciones y subsidios del estado, del sobreprecio a los consumidores, del desconocimiento de los derechos de los trabajadores y de mil formas de arrebatar a las comunidades rurales el uso de sus tierras.
1. La caña de azúcar en Colombia
Esclavismo: de los jesuitas a los gamonales
Desde la conquista española del país se establecieron trapiches para la producción de azúcar de caña, de manera que los principales beneficiarios de las adjudicaciones de tierras usaron mano de obra esclava, inicialmente indígena, suministrada mediante las llamadas "encomiendas" o cuotas de trabajadores que se imponían a las comunidades y finalmente con esclavos de origen africano. También colonos pequeños productores sembraron la caña. Además del azúcar se obtenían el aguardiente y cada vez más panela (rapadura, papelón, piloncillo o chancaca).
Durante el dominio de la dinastía de los Habsburgo (o Austrias), las haciendas fueron adjudicadas a los jesuitas. Su producción estaba en buena parte destinada a las minas de oro, donde también se explotaba a los esclavos africanos.
Los Borbones modificaron el esquema, especialmente tras la expulsión de los jesuitas y la confiscación de sus bienes en 1767, remataron sus haciendas, como Japio, Matarredonda (Findji y Rojas 1985, p. 36) y Agua Clara llamada después Manuelita y otras, en beneficio de ganaderos, comerciantes de esclavos o mineros, que devendrían posteriormente en poderes locales absolutos, gamonales que controlaban la tierra, la economía y la política.
Familias como los Holguín, Mosquera o Arboleda, controlaban a la vez haciendas en Valle y Cauca y minas esclavistas en Chocó, Cauca y Nariño. El estado colonial se lucraba también de manera que estableció el estanco del aguardiente que pretendía monopolizar el mercadeo del producto y cobraba el diezmo sobre la miel de caña (Bermúdez, 1997).
El régimen esclavista se mantuvo hasta 1851. Los hacendados-mineros vacilaron entre el apoyo a España o a la Independencia y finalmente se pasaron todos a las fuerzas patriotas después de la victoria de Bolívar en Boyacá en 1819 y su llegada al Cauca en 1821, pactando con el nuevo estado que sólo serían libres los hijos de los esclavos, con lo cual lograron burlar la abolición. En 1851 tras ser derrotados en la guerra civil en que pretendieron anular la ley de abolición de la esclavitud, procuraron convertir sus haciendas al régimen denominado en el Occidente terraje y en la región Caribe matrícula, un arrendamiento pagado con trabajo servil, que les permitía a la vez obtener caña y trabajo para molerla.
El cónsul de Estados Unidos
En 1854 fue derrotada una revolución que pretendió oponerse al libre comercio en aras de proteger la producción artesanal y desarrollar la industria nacional. Las tropas de los hacendados de las diferentes regiones lograron derrotar a los artesanos y al ejército nacional, gracias al apoyo material de Estados Unidos, Inglaterra, Francia y Prusia (Vargas 1972).
Como resultado de este conflicto la industrialización del país se retrasó medio siglo y los hacendados quedaron dueños del campo, de manera que impusieron las relaciones económicas, dejando la producción de la caña al trabajo servil.
Unos pocos productores de azúcar intentaron desde la abolición de la esclavitud, la sustitución de los trapiches movidos por mulas o caballos, por máquinas. En 1855 se emplearon máquinas de vapor en la azucarería de San Pedro Alejandrino, cerca de Ciénaga (Magdalena) en el Caribe. En 1867 el cónsul de Estados Unidos en Palmira, Santiago Eder estableció el primer ingenio azucarero que subsiste hasta hoy, Manuelita: adquirió un molino de hierro movido por energía hidráulica, que sustituyó en 1901 por maquinaria a vapor. En 1892 el ingenio Berasqui en Ciénaga de Oro (Córdoba) produjo azúcar centrifugado (Cenicaña).
Estos primeros intentos industriales estuvieron limitados por el mercado, ya que miles de campesinos tenían sus propios trapiches y constituían más del 80% de la población, de manera que ni necesitaban comprar azúcar ni vender su trabajo. Tuvo más éxito la Ferrería de Pacho, que desde 1883 vendió trapiches de hierro, adaptados a las necesidades productivas de las haciendas del terraje y la matrícula y a los campesinos y pequeños productores más prósperos.
Del oligopolio a la violencia y de la violencia al oligopolio
Durante las primeras décadas del siglo XX comenzó la industrialización del país, amparada por normas proteccionistas, por las crisis del mercado internacional y las guerras mundiales. La súbita ampliación del mercado del azúcar permitió la fundación de más ingenios industriales, esta vez por las familias de hacendados y comerciantes, en Cundinamarca, Nariño y Tolima, pero fue en el Valle del Cauca donde las empresas azucareras registraron el mayor éxito, dadas las ventajas comparativas de sus haciendas, especialmente las proporcionadas por la calidad de los suelos. Surgen por entonces los ingenios Riopaila de los Caicedo, Providencia de los Cabal y Mayagüez de los Hurtado Holguín, que siguen estando hasta hoy entre los principales productores.
Sin embargo el gran salto hacia delante dado por los ingenios del Valle del Cauca que consolidó su oligopolio sobre el mercado azucarero colombiano ocurrió al calor de La Violencia, período entre 1946 y 1958, durante el cual dos millones de personas fueron desplazadas forzadamente y perdieron 350 mil fincas. El Valle del Cauca fue el departamento con mayor número de desplazados, cerca de medio millón de personas que perdieron 98.400 fincas (Lemoin, citado por Oquist 1978, 323). Más que de las tierras abandonadas por los desplazados, los ingenios se beneficiaron del alud de mano de obra barata que desencadenó La Violencia. No solamente se fortalecieron los ingenios Manuelita, Riopaila, Providencia y Mayagüez, sino los creados después de 1940, como el ingenio Meléndez de la familia Garcés, Pichichí de los Cabal, Sancarlos de los Sarmiento o Castilla y El Porvenir de los Caicedo y los fundados después de 1950 como Cauca y La Cabaña de los Eder. Estas familias estaban unidas a los partidos tradicionales, especialmente al partido conservador, del cual eran jefes los Caicedo, los Garcés y los Holguín, por ejemplo.
Entre 1950 y 1958, la producción industrial de azúcar aumentó de un millón y medio de toneladas a dos millones y medio de toneladas (Kalmanovitz 1978, p. 305). La Violencia había dejado tanto los trabajadores disponibles, como también una masa de pobladores urbanos desposeídos de los trapiches y necesitados de azúcar y panela.
El 12 de febrero 1959 los ingenios azucareros fundaron la Asociación de Cultivadores de Caña (Asocaña), que aunque efectivamente agrupó a varios productores de caña, en lo fundamental fue controlada desde su fundación por los ingenios.
Los ingenios del Valle se apoderaron del mercado del azúcar, en tanto que la panela quedó para los pequeños y medianos productores de caña que aún subsistían y que hoy llegan a 70 mil familias.
El bloqueo a Cuba significó para los ingenios la posibilidad de exportar a Estados Unidos, lo que unido al crecimiento urbano e industrial del país, amplió aún más el mercado del azúcar, de manera que entre 1950 y 1974 la producción aumentó en 275% (Bejarano 1985, p. 246) y a partir de 1975 superó las 10 millones de toneladas (Kalmanovitz, cit.).
En 1977 12 ingenios pertenecientes a cuatro familias controlaban el 76,3% del mercado azucarero: Caicedo (30%), Eder (24%), Cabal (17,8%) y Garcés (4,5%) (Silva 1977, p. 34). Por lo demás los lazos matrimoniales entre estas familias eran y son múltiples.
Los ingenios mantuvieron un control de los trabajadores, por medio de la influencia sobre los sindicatos, pese a lo cual se presentaron grandes huelgas. Durante una de ellas, el 21 de enero de 1966, 250 obreros del ingenio El Arado tomaron las instalaciones y las mantuvieron operando bajo su responsabilidad, para demostrar que la empresa podía dar grandes utilidades a pesar de aceptar sus peticiones, lo cual lograron (CIM 1967; Caicedo 1982, p. 144). Tres huelgas de grandes magnitudes realizaron en el ingenio Riopaila entre 1974 y 1976, la primera fue victoriosa para los trabajadores, pero luego los acuerdos fueron desconocidos (Caicedo 1982 p.p. 233-235).
Una relación igualmente desequilibrada establecieron los ingenios con los consumidores colombianos al bajar los precios internacionales del azúcar, de manera que subsidian sus exportaciones con el sobreprecio en las ventas en Colombia. Así, mientras en el mercado internacional el precio es de 12 centavos de dólar por libra, en el nacional ha oscilado entre los 30 y 50 centavos de dólar. Es la última aplicación de una suerte de capitalismo burocrático al que están acostumbrados los azucareros desde la época en que recibían de los departamentos las concesiones para producir aguardiente y alcohol.
Ardila Lülle: el gran capital conquista el azúcar
El conglomerado Ardila Lülle es uno de los más grandes de Colombia. Se originó en la industria de bebidas gaseosas que llegó a monopolizar de manera que en la actualidad solamente compite con Coca-Cola, ya que la franquicia de Pepsi está en sus manos. Posee empresas textiles y la cadena de radio y televisión RCN, una de las dos que controlan los medios colombianos.
El interés de Ardila Lülle por el azúcar nació de su plan para controlar toda la cadena productiva de los refrescos, para lo cual adquirió la fábrica de botellas Peldar, la de tapas La Libertad, Papeles y Cartones Papelsa y Corchos y Plásticos, por ejemplo. El 20% del consumo de azúcar corre por cuenta de las bebidas, entonces decidió adquirir el 15% de Manuelita (Silva 1977, p.35) y hoy Ardila Lülle, quien se precia de ser “el productor individual de azúcar más grande del mundo”, controla más del 33% de la producción y el mercado (Silva 2004, p.p. 208-218). Es propietario del Ingenio Cauca, tiene el 52% de Providencia y por lo menos el 35% del ingenio Risaralda, fundado en 1979 con inversión de la Federación de Cafeteros, el estado y la Corporación Financiera de Occidente dominada por el Citibank.
Ardila Lülle es el principal promotor de los proyectos de producción de etanol o alcohol carburante. Sus ingenios Cauca, Providencia y Risaralda producen el 65% del etanol colombiano a partir de azúcar, en tanto que Manuelita produce el 20% (posee además en Perú la empresa Laredo) y Mayagüez el 15%.
Esta producción de alcohol carburante es el resultado de la amplia capacidad de maniobra del capitalismo burocrático en Colombia. La ley 693 del 19 de septiembre de 2001 ordenó que a partir de septiembre de 2006 la gasolina en las ciudades colombianas de más de 500 mil habitantes debe contener etanol. Esta imposición sustentada con supuestas motivaciones ecológicas y sociales es decisiva pues el costo de producción del etanol es superior al de la gasolina, pero además la imposición permite a Ardila Lülle vender el galón de etanol a US$2,40 mientras el de gasolina es vendido por Ecopetrol a US$1,26 (Serrano 2007). Para completar, la ley 788 de 2002 exoneró al etanol del impuesto al valor agregado (IVA) y de los impuestos y sobretasas a los combustibles, exenciones que cuestan al estado cien millones de dólares por año (Suárez 2006).
Los ingenios pagan a los empresarios productores de caña 50 mil pesos colombianos por tonelada "si es para azúcar" y 30 mil pesos "si es para etanol". Este precio arbitrariamente fijado valiéndose de su condición de monopsonio [distorsión que aparece cuando en un mercado existe un único consumidor, nota de Prensa Rural], así como las crecientes divergencias de intereses entre los ingenios y los empresarios productores de caña causó la salida de éstos de Asocaña y la fundación de la Asociación de Productores y Proveedores de Caña (Procaña), así como de Azucari que agrupa a los proveedores del Ingenio Risaralda.
13 ingenios azucareros mantienen a 30 mil trabajadores sin contratos laborales, en condiciones del capitalismo salvaje. Los antes fuertes sindicatos de industrias han sido reducidos al mínimo y la contratación se hace con supuestas "cooperativas", creadas para esconder la relación laboral y pagar al destajo y sin prestación social alguna. Sin embargo las "cooperativas" de corteros de caña han comenzado a realizar huelgas desde 2003 cuando 1.600 obreros pararon el ingenio La Cabaña y más recientemente desde mayo de 2005 cuando 2.700 corteros del ingenio Cauca pararon labores, seguidos de otros siete mil de Mayagüez, Manuelita y otros ingenios. El desconocimiento de la relación laboral impidió declarar la ilegalidad de las huelgas y el invento de las "cooperativas" se volvió contra sus inventores. Pero las condiciones laborales de los trabajadores de la caña siguen siendo muy malas, fue asesinado Édison Arturo Sánchez dirigente de la huelga en Castilla y además, en el ingenio La Cabaña han sido desconocidos todos los acuerdos con los trabajadores y despedidos los huelguistas. Ante la imposibilidad de disciplinar la mano de obra y la necesidad de incrementar la productividad, los ingenios planifican ahora la mecanización del corte, con lo cual los supuestos efectos de la producción de etanol sobre el empleo se invertirían.
El programa de "gasolina oxigenada" con 10% de etanol comenzó en noviembre de 2005 en el Suroccidente y en la zona cafetera, y en febrero de 2006 en Bogotá, y resulta de enorme utilidad para los monopolios productores. Ganan cerca del 100% del costo de producción: US$2,40 - US$1,21 (Suárez 2006).
¿Por qué pueden imponer burocráticamente Ardila Lülle y otros oligopolistas del azúcar estas megaganancias?
Porque controlan el estado. Ardila Lülle ha apoyado la elección de los presidentes Pastrana y Uribe, de los congresistas que apoyan sus gobiernos. Ardila Lülle controla la información desde la cadena RCN, la cual se dedicó en los últimos años a hacer apología de los paramilitares, que han asesinado a casi cuatro mil sindicalistas y mantienen bajo su dominio político-militar extensas áreas del país, impidiendo que crezca la protesta.
Lo determinante: Estados Unidos desea que crezca la producción de etanol y otros biocombustibles para solucionar su crisis energética y en concreto en el caso colombiano requiere que el petróleo sea exportado, de manera que le conviene que en Colombia se consuma más biocombustible con un costo de producción mayor que el de la gasolina, dejando mayor cantidad libre para Estados Unidos.
La ganancia burocráticamente obtenida mediante el sobreprecio interno del azúcar para subsidiar exportaciones se repite en el caso del etanol y será más escandalosa en la medida en que el ciclo de precios del petróleo imponga precios internacionales menores que los actuales.
El grado de control del gobierno y el estado por el oligopolio azucarero se demostró también en la negociación del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, durante las cuáles el único punto de debate intenso que prolongó las negociaciones fue la elevación en 50 mil toneladas de la cuota de azúcar colombiano en Estados Unidos. El gobierno de Uribe sacrificó a los productores colombianos de maíz, arroz, papa, fríjol, cerdo, aves. Pero se rompió la camisa por Ardila Lülle.
2. Triste historia y triste futuro del negocio de la palma aceitera
2.1 Despojo y superexplotación
La palma aceitera llegó a Colombia en las manos de grandes propietarios que se aprovecharon de la tierra acumulada en regiones como el Magdalena Medio, después del gran desplazamiento de campesinos que causó la violencia de 1946 a 1958.
Las empresas de palma, la principal de las cuales era Industrial Agraria La Palma, Indupalma, de la familia Gutt, impusieron la superexplotación de los trabajadores. Los sindicatos lograron dar las primeas peleas por sus derechos y la respuesta fueron la represión, la ilegalización de las huelgas y los consejos de guerra contra los dirigentes. Así en septiembre de 1971 al ser asesinado un jefe de personal de la empresa Indupalma, mediante un montaje fue adjudicada la autoría del crimen a los líderes sindicales que permanecieron en la cárcel cuatro años hasta que lograron demostrar plenamente su inocencia (Caicedo 1985, p. 196). La huelga en Indupalma en 1977 estuvo rodeada de circunstancias dramáticas por la injerencia del grupo guerrillero M-19 que secuestró al gerente y exigió la firma del convenio colectivo con los trabajadores, divulgado el 14 de septiembre, día de la huelga general que se denominó en Colombia "Paro Cívico Nacional" (Caicedo 1985, p. 245).
La primera etapa de la palma aceitera en el país culminó con el fin del ciclo productivo de las primeras plantaciones: las empresas declararon entonces quiebras ficticias para desconocer los derechos económicos de los trabajadores y destruir a los sindicatos. Cuando algunos trabajadores quisieron recibir las tierras de las empresas como pago por sueldos y prestaciones que les dejaron de pagar, se dieron cuenta que limpiar una tierra con palmas altas y viejas es más caro que comprar otra tierra y deja daños permanentes en el suelo.
2.2 En tierra de otros
Como resultado de la experiencia de 30 años, las empresas de todo el mundo prefieren ahora cultivar en tierras ajenas, o mejor dicho dañar tierras ajenas, lo cual además les permite evadir impuestos prediales y establecer supuestas "alianzas estratégicas" o "asociaciones productivas" con los campesinos e indígenas que entregan la tierra, de manera que además de darles sus tierras les den su mano de obra sin contrato de trabajo, como supuestos "socios".
Por otra parte, la derrota de los trabajadores se expresó organizativamente y la mayoría de ellos dejó los sindicatos y tuvo que conformar "cooperativas de trabajo asociado", establecidas, como en el caso del azúcar, para desconocer el contrato laboral, aparentando un contrato entre la empresa y la cooperativa. La empresa ya no paga la seguridad social de los trabajadores, quienes deben buscarla en los sistemas públicos de asistencia a la población pobre como el Sisbén de Colombia y quedan sin cesantías ni jubilaciones.
Como afirma la Asociación Campesina del Valle del río Cimitarra (ACVC), estas plantaciones son “un triste ejemplo del cóctel de latifundismo con aspiraciones de eficiencia o modernidad que al pretender ser productivo no renuncia, sino al contrario se reafirma en su origen excluyente y monopolista del uso de la tierra”. La ACVC agrega: “Se trata con este sistema de incrementar los rendimientos monetarios por hectárea sin alterar en lo absoluto la estructura de tenencia de la tierra. Los nuevos señores feudales plantean las alianzas productivas que no son otra cosa que la aparcería maquillada. Las alianzas son el remedio legal para eludir las obligaciones con los trabajadores agrarios desposeídos. Al volver socio al trabajador, el latifundista ahorra en jornales y elimina las horas extras y las prestaciones sociales. La clase propietaria considera que la administración de las alianzas deben conservarla ellos ’dada su experiencia’.
En otros casos los neolatifundistas proponen sociedades a los pequeños e incluso medianos propietarios y productores induciéndolos a asociarse a los proyectos de monocultivo, mediante un sistema de endeudamiento con el sofisma de la ’economía campesina de la palma’. En realidad se trata de contar con una oferta de materia prima permanente sin tener ninguna vinculación laboral entre los latifundistas que controlan los procesos de elaboración y comercialización y los campesinos empobrecidos”. (WRM 2001).
Las empresas lograron una situación excepcional, al evadir el costo de la tierra y los impuestos, reducir sustancialmente los salarios y eliminar el pago de prestaciones sociales. Al mismo tiempo la sociedad asume el costo ambiental de la explotación de palma, mientras las empresas se embolsillan los beneficios.
Las transnacionales comercializadoras y consumidoras del aceite vegetal, como la Unilever, decidieron convertirse en las principales beneficiarias de este negocio propiciando la plantación de palma aceitera en todo el mundo tropical: comenzaron por Malasia e Indonesia y luego han logrado que las plantaciones se extiendan a Camerún, Nigeria y otros países de África, a Centroamérica y Suramérica, lo que condujo a una tendencia a la baja de los precios internacionales del aceite, que benefició a esas transnacionales.
Los desastres ecológicos fueron grandes en las selvas, especialmente en Malasia e Indonesia. La situación más grave se presentó en 1998 cuando una nube de humo cubrió estos países, producto de la quema de los bosques. Mientras tanto los pueblos indígenas, especialmente de la isla de Borneo, eran los damnificados directos de esta destrucción y del despojo de sus territorios.
Ahora, cuando el negocio de la palma venía en declive, el alza extraordinaria de los precios del petróleo le ha dado un nuevo impulso a los plantadores de la palma aceitera. Se espera multiplicar las plantaciones para producir biodiesel. El negocio se pinta como el más extraordinario de la historia y hasta se asegura que tendrá magníficos efectos ecológicos.
Sin embargo, para los países y regiones productoras, los efectos pueden llegar a ser muy negativos. En primer lugar, sufrirán la destrucción del bosque y la vegetación nativa, reduciendo la biodiversidad; en segundo lugar los suelos sufrirían apenas cada plantación de palma cumpla su ciclo productivo y se deba eliminar los troncos por métodos químicos; y si las plantaciones fueran a expandirse como se pretende, lo harían en desmedro de la seguridad y la soberanía alimentaria de las poblaciones locales, porque los agricultores dejarían de producir cultivos alimenticios para la población y en cambio se concentrarían en producir "combustibles limpios" para Estados Unidos y Europa. (Bravo y Mae-Wan Ho 2006).
Hay que decir que gran parte de la producción vegetal está siendo redireccionada para producir biocombustibles. Como bien se sabe, en Brasil y Argentina se espera multiplicar la producción de soya con este mismo fin, La producción de soya en Argentina aumentaría a cien millones de toneladas, lo cual implica un enorme costo ambiental y social para el pueblo argentino, tal como el desplazamiento de poblaciones rurales, creciente deforestación y desertificación de los suelos y por lo tanto más hambre e injusticia social. En Filipinas, India, Madagascar y Ghana se está plantando masivamente la jatropha, un árbol aceitero de rápido crecimiento que puede competir con la palma. China proyecta dedicar 13 millones de hectáreas a las plantaciones de jatropha. A los megaproyectos de producción de biodiesel hay que agregar los ya referidos de producción de etanol combustible a partir de caña azúcar y además de yuca, remolacha y maíz, teniendo en cuenta que Europa tiene excedentes de remolacha azucarera y Estados Unidos subsidia generosamente la producción de etanol a partir del maíz y ya lo exporta a Colombia para producir etanol.
2.3 Palma aceitera y paramilitarismo
En Colombia los megaproyectos de palma aceitera, como otros, han estado estrictamente asociados a la expansión del paramilitarismo. La rápida concentración de la propiedad de la tierra entre 1981 y 2006 ha tenido objetivos especulativos, pues los grandes propietarios no cultivan la mayoría de las tierras que dominan. Pero la palma les ha ofrecido el pretexto y negocio adecuado para apoderarse de tierras de campesinos y especialmente de afrocolombianos.
Los paramilitares colombianos han seguido el modelo de la mafia calabresa denominada ’ndrangheta, que consiste en Italia en estos tres aspectos: expropiación mafiosa, coacción armada para que los pequeños propietarios vendan tierras en zonas que se van a valorizar, apropiación de los subsidios de la Comunidad Europea, en especial los entregados a los productores de oliva y aceite de oliva, y apropiación de áreas para cultivos ilegales o de los cultivos ilegales (Furet 2004). La convergencia entre las AUC y la mafia calabresa no es una casualidad. Objetivos y métodos coinciden. Pero lo que en Italia es mafia tradicional relegada a la ilegalidad por el desarrollo capitalista que puede utilizarla, pero no la reconoce como suya, en Colombia es parte esencial del sistema de tenencia de la tierra que sigue vigente desde la conquista española y que desplaza violentamente una y otra vez al campesino a las selvas, convirtiéndolo en colono y en ocupante de territorios indígenas.
En el modelo agrícola de la mafia calabresa, al despojo de tierras valorizables se agrega el apoderamiento de los subsidios agrícolas de la Unión Europea y en especial los destinados a los olivares. En este caso también lo que en Italia es mafia aquí se desarrolla como virtud en la forma de capitalismo burocrático. Reciben los créditos del Banco Mundial, los subsidios del estado, las exenciones de impuestos “para el desarrollo de proyectos productivos en sistemas de producción de carácter empresarial”, subordinando a los pequeños productores a estos proyectos si quieren recibir el subsidio: el subsidio aparentemente entregado a los pequeños, fluirá realmente para proyectos empresariales, de “los empresarios eficientes de San Alberto” de que hablaba el presidente Uribe en la campaña electoral.
La patente colombiana de este procedimiento capitalista burocrático, la tiene el olivo del trópico, la palma aceitera. El negocio para el "empresario" es ideal: no tiene obligaciones laborales porque los trabajadores son socios; inclusive si los trabajadores campesinos han recibido tierra o si han entregado su tierra, tampoco tendrá el empresario que pagar impuesto predial; y para completar, como el precio internacional del aceite tiene una tendencia a la baja, el "socio" campesino corre con las pérdidas, incluido el grave deterioro del suelo. Es la experiencia de Malasia. Finalmente el pequeño pierde una tierra que ya no valdrá para la agricultura ni para él, pero sí para los proyectos de inversión no agrícolas de los socios mayores.
En la situación colombiana la rentabilidad de las plantaciones de palma adquiere un sentido diferente, en la medida en que en varias regiones la expansión de la palma está ligada con la economía de la cocaína y la inversión inicial en viveros y años de espera para producir es posible gracias a la preexistencia de grandes capitales acumulados en el narcotráfico o de pequeños ahorros fruto de la producción de coca. En este sentido la expansión de la palma ha resultado una forma de lavar dinero eficientemente y además bajo la protección y el fomento estatal e internacional. Si por lo menos esto fuera dirigido a sustituir definitivamente la economía de la cocaína, tendría al menos ese efecto positivo, pero el dominio de ambos negocios por el paramilitarismo lo que ha hecho es articular ambos negocios en uno y ligarlos al despojo de las tierras de los afrocolombianos y otras comunidades rurales. Sin embargo esta máquina sigue siendo fomentada por el estado colombiano y la "comunidad internacional".
La legislación a favor de la palma aceitera y otras plantaciones abunda, están exentas de impuesto de renta según la ley 939 de 2004 y el decreto 1970 de 2005; según la ley 939 el biodiesel está exento del impuesto a las ventas y del impuesto al ACPM. El Plan Colombia y el Banco Mundial han establecido programas de fomento de la palma aceitera. Proyectos de ley actualmente en curso, prevén subsidios e inversiones estatales.
2.3.1 Plan Pastrana
El ex presidente de Colombia Andrés Pastrana ofreció el 1 de marzo de 2001, en Malasia, tres millones de hectáreas para cultivar en Colombia palma para producir aceite. Según la agencia de prensa de la Presidencia, el proyecto que el mandatario presentó a empresarios malasios congregados en la conferencia organizada por la Asian Strategy Leadership Institute (Asli), buscaba ser desarrollado con inversión del país asiático.
“La extensión de los cultivos de palma de aceite se ha convertido en un verdadero propósito nacional, para que, con ella, lleguen el progreso, la inversión y el desarrollo social a amplias zonas de Colombia que hoy están listas para unirse al cultivo y el procesamiento de este bien primario”, dijo.
El desarrollo de estos macroproyectos, a los que ofreció vincular los inversionistas de Malasia, se haría con núcleos de producción de al menos 20 mil hectáreas, cada uno con planta de beneficio para extractar el aceite. La inversión por cada núcleo se estimó en 70 millones de dólares para ejecutar principalmente a través de la Promotora de Proyectos de Siembra de Palma de Aceite, Propalma S.A., en la cual participan 43 empresarios del sector, Proexport y Coinvertir.
Pastrana gestionó con el Banco Mundial un crédito para fomentar plantaciones de palma aceitera y de las ocho zonas seleccionadas para el programa cinco eran de dominio de los grupos paramilitares (Urabá, Córdoba-Sucre, Cesar, Magdalena Medio y centro-norte del Meta) y una zona donde había abierta expansión de esos grupos (oriente de Caldas-norte del Tolima-noroccidente de Cundinamarca).
Lo cierto es que en Colombia había 145 mil hectáreas sembradas de palma en 1998 y actualmente hay más de 300 mil, lo que significa un crecimiento superior al 100%. A pesar de la política de las empresas procesadoras de no ser las propietarias de las tierras de plantación, éste es un cultivo de gran propiedad y de hecho una tercera parte está en fincas de más de dos mil hectáreas y otra tercera parte en fincas de entre 500 y dos mil hectáreas. El control paramilitar y la represión política han logrado que no se presente la organización diferenciada de empresas procesadoras y proveedores y todos se agrupan en Fedepalma.
2.3.2 Proyecto Gaviotas 2
El Proyecto Gaviotas 2 que tanto ha promovido Uribe, se relaciona en realidad con megaproyectos de origen japonés, previstos hace 30 años y que incluyen la privatización del río Meta y la apropiación de extensos territorios de Meta, Casanare y Vichada. Una etapa preparatoria de 30 años la cumplieron "masetos", "carranceros" o "paracos" que concentraron la propiedad en unas pocas personas aunque aún tienen el obstáculo de los resguardos indígenas a los que proponen entregarles 600 mil hectáreas.
Este megaproyecto cubriría tres millones de hectáreas con palma aceitera y pino caribe. Su impacto ecológico sería enorme. Desgraciadamente empresarios españoles y de la Unión Europea se han ligado a este plan.
El gobierno espera además ligar este proyecto con la reinserción de los paramilitares y convertirlos en fuerza de doble papel: mano de obra barata y disciplinada y control político- militar de la frontera con Venezuela.
Cuando el precio del biodiesel caiga, la ecología que permite la vida indígena habrá sido rota, pero la región quedará en manos de los de siempre.
2.3.3 Resistencia
Tres son las fuentes de resistencia contra estos proyectos: Una, la resistencia de los trabajadores, tanto la reducida vanguardia que con gran sacrificio y lucha han mantenido sus organizaciones sindicales, como aquellos que se han visto obligados a constituir "cooperativas" y que, como se demostró en enero de 2005 en Cesar, también pueden hacer huelgas exitosas y voltear contra los empresarios la ficción de la ausencia de contrato de trabajo, pues sus huelgas no pueden ser declaradas ilegales. Dos, la resistencia de indígenas, afrocolombianos y campesinos que defienden sus territorios y derechos fundamentales. Tres, el movimiento ambientalista internacional que en todo el mundo está denunciando los nefastos impactos ecológicos de la fiebre del biodiesel y la palma aceitera.
De la manera como sepamos unir estas tres fuentes y convertir sus propuestas en un movimiento nacional y mundial, depende que las personas, las culturas y los bosques no sean consumidas como biodiesel y podamos tener un futuro amable para la naturaleza, los indígenas, los afrocolombianos y los trabajadores de Colombia.
3- Riesgos económicos para los biocombustibles en Colombia
Los precios del petróleo, como todos, son cíclicos. Aunque a largo plazo se registra una tendencia ascendente, la misma no elimina las oscilaciones cíclicas y en promedio, a siete u ocho años de alzas de precio sigue un período semejante de bajas. Con los precios muy altos del petróleo, no solamente varios países no afiliados a la OPEP multiplican la exploración y explotación de hidrocarburos, sino que en todo el mundo tropical se vive la fiebre del biodiesel y el etanol y se extienden los cultivos de jatropha, palma aceitera, ricino, caña de azúcar, remolacha, yuca, soya y maíz para alimentar las destilerías.
El comercio internacional de los biocombustibles depende como el de cualquier producto de la diferencia entre los precios internacionales y los costos de producción. Todos los biocombustibles tienen actualmente costos de producción superiores a los de la gasolina, pero como el precio internacional es muy alto pueden comercializarse por ahora. Sin embargo hay que tener en cuenta que los precios internacionales nunca en la historia se han mantenido arriba por muchos años.
Los costos de producción del etanol en Colombia son superiores a los de Brasil, lo cual resultará catastrófico a la hora de una baja de los precios internacionales y la crisis para las destilerías solamente podría compensarse con mayores precios internos.
En el caso del etanol en Colombia ya se está vendiendo al absurdo precio de US$101 el barril (Serrano 2006), lo cual significa un inmenso subsidio de los consumidores a los oligopolios productores, que producen cerca de un millón de litros diarios, mientras apenas hay dos destilerías pequeñas más en operación, una en el Meta que produce 30 mil litros diarios a partir de yuca y otra en Codazzi (Cesar) que produce etanol a partir de maíz importado. La importación de la materia prima, especialmente del maíz, crecerá debido al aumento de cuotas de importación de maíz estadounidense que permite el TLC, con lo cual los proyectos en curso a partir de yuca y caña panelera se verán inmensamente golpeados.
Proyectos en Santander, Boyacá y Cesar usando caña, remolacha y yuca, respectivamente y que aspiran a llegar a producir 700 mil litros diarios de etanol, solamente entrarán a operar en 2008 y probablemente no gozarán ya del pico de precios del combustible. También la planta de biodiesel de Ecopetrol en el Magdalena Medio entrará en producción sólo en el 2008.
Las plantaciones de palma aceitera estarán en plena producción cuando caiga el precio y serán una de las causas de su caída. Como todas las fiebres económicas tropicales, ésta se derrumbará en el momento en que la producción sea máxima y la superproducción de biodiesel a partir de aceites de palma, jatropha, algas marinas, soya, ricino y girasol, se desborde por el mundo. Entonces las pérdidas correrán por cuenta de los "aliados estratégicos" que suministraron sus tierras y de regiones enteras que sufrirán el daño ecológico.
Por otra parte, el consumo de etanol en ciudades de mayor altura sobre el nivel del mar se evapora causando daños en la cámara de combustión de los vehículos, oxidación y desgaste prematuro en componentes metálicos y deformación de los componentes de caucho del sistema de combustión, como lo han demostrado las investigaciones de la Universidad Nacional, que también detectaron un efecto ambiental negativo cuando el tráfico es lento y se usa etanol (Acevedo 2005).
Desde cualquier punto de vista que se mire, el éxito de los biocombustibles depende de la obligación de usarlos, de las exenciones y subsidios del estado, del sobreprecio a los consumidores, del desconocimiento de los derechos de los trabajadores y de mil formas de arrebatar a las comunidades rurales el uso de sus tierras. Todas estas son condiciones que el régimen vigente en Colombia garantiza, régimen que espera verse sostenido por el etanol y el biodiesel pero, ¿hasta cuando?
Referencias
Articulo publicado en Pachakuti Acevedo Gamboa, Helmer et.al. 2005 "Caracterización de un motor de combustión interna por ignición utilizando como combustible mezcla de gasolina corriente con etanol al diez (10%) en volumen (E10)", Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, departamento de Ingeniería Mecánica. Bejarano, Jesús Antonio 1985 Economía y Poder. La SAC y el desarrollo agropecuario 1871-1984. Bogotá: Cerec-SAC. Bermúdez Escobar, Isabel Cristina 1997 "La caña de azúcar en el Valle del Cauca"; Credencial Historia 92: 8-11; Bogotá. Bravo, Elizabeth y Mae-Wan Ho. 2006 "Las nuevas repúblicas del biocombustible"; Red del Tercer Mundo 30, Montevideo, 12 de junio de 2006. Caicedo, Edgar 1982 Historia de las luchas sindicales en Colombia. Cuarta edición; Bogotá: Ediciones CEIS. Cenicaña http://www.cenicana.org/agroindustria/historia_cana.php CIM 1967 Las tomas de fábrica Bogotá. Ediciones Suramérica. Findji, María Teresa y José María Rojas 1985 Territorio, economía y sociedad paez. Cali: Universidad del Valle. Furet, Frank 2004 "La ’Ndrangheta"; Banc Public 126, Bruxelles, Janvier 2004 Kalmanovitz, Salomón 1978 Desarrollo de la Agricultura en Colombia. Bogotá: Editorial La Carreta. Oquist, Paul 1978 Violencia, Política y Conflicto en Colombia. Bogotá: Banco Popular. Serrano Gómez, Hugo 2006 "¡Qué horror!, etanol a US$ 100/ barril"; Vanguardia Liberal, B Bucaramanga, 20 de noviembre de 2006. Silva-Colmenares, Julio 1977 Los verdaderos dueños del país. Bogotá: Fondo editorial Suramérica. Silva-Colmenares, Julio 2004 El Gran capital en Colombia. Bogotá. Planeta. Suárez Montoya, Aurelio 2006 "¿Quién se come el queso del etanol?"; La Tarde, Pereira, 12 de septiembre de 2006. Unidad de Planeación Minero Energética UPME 2006 Los Biocombustibles en Colombia. Bogotá: Ministerio de Minas y Energía. WRM 2001 "Colombia: incentivo económico perverso para la plantación de palma aceitera". Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales Boletín Nº 47. Montevideo.
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Colombia, caña de azúcar y palma aceitera. Biocombustibles y relaciones de dominación

Desde cualquier punto de vista que se mire, el éxito de los biocombustibles depende de la obligación de usarlos, de las exenciones y subsidios del estado, del sobreprecio a los consumidores, del desconocimiento de los derechos de los trabajadores y de mil formas de arrebatar a las comunidades rurales el uso de sus tierras
1. La caña de azúcar en Colombia
Esclavismo: de los jesuitas a los gamonales
Desde la conquista española del país se establecieron trapiches para la producción de azúcar de caña, de manera que los principales beneficiarios de las adjudicaciones de tierras usaron mano de obra esclava, inicialmente indígena, suministrada mediante las llamadas "encomiendas" o cuotas de trabajadores que se imponían a las comunidades y finalmente con esclavos de origen africano. También colonos pequeños productores sembraron la caña. Además del azúcar se obtenían el aguardiente y cada vez más panela (rapadura, papelón, piloncillo o chancaca).
Durante el dominio de la dinastía de los Habsburgo (o Austrias), las haciendas fueron adjudicadas a los jesuitas. Su producción estaba en buena parte destinada a las minas de oro, donde también se explotaba a los esclavos africanos.
Los Borbones modificaron el esquema, especialmente tras la expulsión de los jesuitas y la confiscación de sus bienes en 1767, remataron sus haciendas, como Japio, Matarredonda (Findji y Rojas 1985, p. 36) y Agua Clara llamada después Manuelita y otras, en beneficio de ganaderos, comerciantes de esclavos o mineros, que devendrían posteriormente en poderes locales absolutos, gamonales que controlaban la tierra, la economía y la política.
Familias como los Holguín, Mosquera o Arboleda, controlaban a la vez haciendas en Valle y Cauca y minas esclavistas en Chocó, Cauca y Nariño. El estado colonial se lucraba también de manera que estableció el estanco del aguardiente que pretendía monopolizar el mercadeo del producto y cobraba el diezmo sobre la miel de caña (Bermúdez, 1997).
El régimen esclavista se mantuvo hasta 1851. Los hacendados-mineros vacilaron entre el apoyo a España o a la Independencia y finalmente se pasaron todos a las fuerzas patriotas después de la victoria de Bolívar en Boyacá en 1819 y su llegada al Cauca en 1821, pactando con el nuevo estado que sólo serían libres los hijos de los esclavos, con lo cual lograron burlar la abolición. En 1851 tras ser derrotados en la guerra civil en que pretendieron anular la ley de abolición de la esclavitud, procuraron convertir sus haciendas al régimen denominado en el Occidente terraje y en la región Caribe matrícula, un arrendamiento pagado con trabajo servil, que les permitía a la vez obtener caña y trabajo para molerla.
El cónsul de Estados Unidos
En 1854 fue derrotada una revolución que pretendió oponerse al libre comercio en aras de proteger la producción artesanal y desarrollar la industria nacional. Las tropas de los hacendados de las diferentes regiones lograron derrotar a los artesanos y al ejército nacional, gracias al apoyo material de Estados Unidos, Inglaterra, Francia y Prusia (Vargas 1972).
Como resultado de este conflicto la industrialización del país se retrasó medio siglo y los hacendados quedaron dueños del campo, de manera que impusieron las relaciones económicas, dejando la producción de la caña al trabajo servil.
Unos pocos productores de azúcar intentaron desde la abolición de la esclavitud, la sustitución de los trapiches movidos por mulas o caballos, por máquinas. En 1855 se emplearon máquinas de vapor en la azucarería de San Pedro Alejandrino, cerca de Ciénaga (Magdalena) en el Caribe. En 1867 el cónsul de Estados Unidos en Palmira, Santiago Eder estableció el primer ingenio azucarero que subsiste hasta hoy, Manuelita: adquirió un molino de hierro movido por energía hidráulica, que sustituyó en 1901 por maquinaria a vapor. En 1892 el ingenio Berasqui en Ciénaga de Oro (Córdoba) produjo azúcar centrifugado (Cenicaña).
Estos primeros intentos industriales estuvieron limitados por el mercado, ya que miles de campesinos tenían sus propios trapiches y constituían más del 80% de la población, de manera que ni necesitaban comprar azúcar ni vender su trabajo. Tuvo más éxito la Ferrería de Pacho, que desde 1883 vendió trapiches de hierro, adaptados a las necesidades productivas de las haciendas del terraje y la matrícula y a los campesinos y pequeños productores más prósperos.
Del oligopolio a la violencia y de la violencia al oligopolio
Durante las primeras décadas del siglo XX comenzó la industrialización del país, amparada por normas proteccionistas, por las crisis del mercado internacional y las guerras mundiales. La súbita ampliación del mercado del azúcar permitió la fundación de más ingenios industriales, esta vez por las familias de hacendados y comerciantes, en Cundinamarca, Nariño y Tolima, pero fue en el Valle del Cauca donde las empresas azucareras registraron el mayor éxito, dadas las ventajas comparativas de sus haciendas, especialmente las proporcionadas por la calidad de los suelos. Surgen por entonces los ingenios Riopaila de los Caicedo, Providencia de los Cabal y Mayagüez de los Hurtado Holguín, que siguen estando hasta hoy entre los principales productores.
Sin embargo el gran salto hacia delante dado por los ingenios del Valle del Cauca que consolidó su oligopolio sobre el mercado azucarero colombiano ocurrió al calor de La Violencia, período entre 1946 y 1958, durante el cual dos millones de personas fueron desplazadas forzadamente y perdieron 350 mil fincas. El Valle del Cauca fue el departamento con mayor número de desplazados, cerca de medio millón de personas que perdieron 98.400 fincas (Lemoin, citado por Oquist 1978, 323). Más que de las tierras abandonadas por los desplazados, los ingenios se beneficiaron del alud de mano de obra barata que desencadenó La Violencia. No solamente se fortalecieron los ingenios Manuelita, Riopaila, Providencia y Mayagüez, sino los creados después de 1940, como el ingenio Meléndez de la familia Garcés, Pichichí de los Cabal, Sancarlos de los Sarmiento o Castilla y El Porvenir de los Caicedo y los fundados después de 1950 como Cauca y La Cabaña de los Eder. Estas familias estaban unidas a los partidos tradicionales, especialmente al partido conservador, del cual eran jefes los Caicedo, los Garcés y los Holguín, por ejemplo.
Entre 1950 y 1958, la producción industrial de azúcar aumentó de un millón y medio de toneladas a dos millones y medio de toneladas (Kalmanovitz 1978, p. 305). La Violencia había dejado tanto los trabajadores disponibles, como también una masa de pobladores urbanos desposeídos de los trapiches y necesitados de azúcar y panela.
El 12 de febrero 1959 los ingenios azucareros fundaron la Asociación de Cultivadores de Caña (Asocaña), que aunque efectivamente agrupó a varios productores de caña, en lo fundamental fue controlada desde su fundación por los ingenios.
Los ingenios del Valle se apoderaron del mercado del azúcar, en tanto que la panela quedó para los pequeños y medianos productores de caña que aún subsistían y que hoy llegan a 70 mil familias.
El bloqueo a Cuba significó para los ingenios la posibilidad de exportar a Estados Unidos, lo que unido al crecimiento urbano e industrial del país, amplió aún más el mercado del azúcar, de manera que entre 1950 y 1974 la producción aumentó en 275% (Bejarano 1985, p. 246) y a partir de 1975 superó las 10 millones de toneladas (Kalmanovitz, cit.).
En 1977 12 ingenios pertenecientes a cuatro familias controlaban el 76,3% del mercado azucarero: Caicedo (30%), Eder (24%), Cabal (17,8%) y Garcés (4,5%) (Silva 1977, p. 34). Por lo demás los lazos matrimoniales entre estas familias eran y son múltiples.
Los ingenios mantuvieron un control de los trabajadores, por medio de la influencia sobre los sindicatos, pese a lo cual se presentaron grandes huelgas. Durante una de ellas, el 21 de enero de 1966, 250 obreros del ingenio El Arado tomaron las instalaciones y las mantuvieron operando bajo su responsabilidad, para demostrar que la empresa podía dar grandes utilidades a pesar de aceptar sus peticiones, lo cual lograron (CIM 1967; Caicedo 1982, p. 144). Tres huelgas de grandes magnitudes realizaron en el ingenio Riopaila entre 1974 y 1976, la primera fue victoriosa para los trabajadores, pero luego los acuerdos fueron desconocidos (Caicedo 1982 p.p. 233-235).
Una relación igualmente desequilibrada establecieron los ingenios con los consumidores colombianos al bajar los precios internacionales del azúcar, de manera que subsidian sus exportaciones con el sobreprecio en las ventas en Colombia. Así, mientras en el mercado internacional el precio es de 12 centavos de dólar por libra, en el nacional ha oscilado entre los 30 y 50 centavos de dólar. Es la última aplicación de una suerte de capitalismo burocrático al que están acostumbrados los azucareros desde la época en que recibían de los departamentos las concesiones para producir aguardiente y alcohol.
Ardila Lülle: el gran capital conquista el azúcar
El conglomerado Ardila Lülle es uno de los más grandes de Colombia. Se originó en la industria de bebidas gaseosas que llegó a monopolizar de manera que en la actualidad solamente compite con Coca-Cola, ya que la franquicia de Pepsi está en sus manos. Posee empresas textiles y la cadena de radio y televisión RCN, una de las dos que controlan los medios colombianos.
El interés de Ardila Lülle por el azúcar nació de su plan para controlar toda la cadena productiva de los refrescos, para lo cual adquirió la fábrica de botellas Peldar, la de tapas La Libertad, Papeles y Cartones Papelsa y Corchos y Plásticos, por ejemplo. El 20% del consumo de azúcar corre por cuenta de las bebidas, entonces decidió adquirir el 15% de Manuelita (Silva 1977, p.35) y hoy Ardila Lülle, quien se precia de ser “el productor individual de azúcar más grande del mundo”, controla más del 33% de la producción y el mercado (Silva 2004, p.p. 208-218). Es propietario del Ingenio Cauca, tiene el 52% de Providencia y por lo menos el 35% del ingenio Risaralda, fundado en 1979 con inversión de la Federación de Cafeteros, el estado y la Corporación Financiera de Occidente dominada por el Citibank.
Ardila Lülle es el principal promotor de los proyectos de producción de etanol o alcohol carburante. Sus ingenios Cauca, Providencia y Risaralda producen el 65% del etanol colombiano a partir de azúcar, en tanto que Manuelita produce el 20% (posee además en Perú la empresa Laredo) y Mayagüez el 15%.
Esta producción de alcohol carburante es el resultado de la amplia capacidad de maniobra del capitalismo burocrático en Colombia. La ley 693 del 19 de septiembre de 2001 ordenó que a partir de septiembre de 2006 la gasolina en las ciudades colombianas de más de 500 mil habitantes debe contener etanol. Esta imposición sustentada con supuestas motivaciones ecológicas y sociales es decisiva pues el costo de producción del etanol es superior al de la gasolina, pero además la imposición permite a Ardila Lülle vender el galón de etanol a US$2,40 mientras el de gasolina es vendido por Ecopetrol a US$1,26 (Serrano 2007). Para completar, la ley 788 de 2002 exoneró al etanol del impuesto al valor agregado (IVA) y de los impuestos y sobretasas a los combustibles, exenciones que cuestan al estado cien millones de dólares por año (Suárez 2006).
Los ingenios pagan a los empresarios productores de caña 50 mil pesos colombianos por tonelada "si es para azúcar" y 30 mil pesos "si es para etanol". Este precio arbitrariamente fijado valiéndose de su condición de monopsonio [distorsión que aparece cuando en un mercado existe un único consumidor, nota de Prensa Rural], así como las crecientes divergencias de intereses entre los ingenios y los empresarios productores de caña causó la salida de éstos de Asocaña y la fundación de la Asociación de Productores y Proveedores de Caña (Procaña), así como de Azucari que agrupa a los proveedores del Ingenio Risaralda.
13 ingenios azucareros mantienen a 30 mil trabajadores sin contratos laborales, en condiciones del capitalismo salvaje. Los antes fuertes sindicatos de industrias han sido reducidos al mínimo y la contratación se hace con supuestas "cooperativas", creadas para esconder la relación laboral y pagar al destajo y sin prestación social alguna. Sin embargo las "cooperativas" de corteros de caña han comenzado a realizar huelgas desde 2003 cuando 1.600 obreros pararon el ingenio La Cabaña y más recientemente desde mayo de 2005 cuando 2.700 corteros del ingenio Cauca pararon labores, seguidos de otros siete mil de Mayagüez, Manuelita y otros ingenios. El desconocimiento de la relación laboral impidió declarar la ilegalidad de las huelgas y el invento de las "cooperativas" se volvió contra sus inventores. Pero las condiciones laborales de los trabajadores de la caña siguen siendo muy malas, fue asesinado Édison Arturo Sánchez dirigente de la huelga en Castilla y además, en el ingenio La Cabaña han sido desconocidos todos los acuerdos con los trabajadores y despedidos los huelguistas. Ante la imposibilidad de disciplinar la mano de obra y la necesidad de incrementar la productividad, los ingenios planifican ahora la mecanización del corte, con lo cual los supuestos efectos de la producción de etanol sobre el empleo se invertirían.
El programa de "gasolina oxigenada" con 10% de etanol comenzó en noviembre de 2005 en el Suroccidente y en la zona cafetera, y en febrero de 2006 en Bogotá, y resulta de enorme utilidad para los monopolios productores. Ganan cerca del 100% del costo de producción: US$2,40 - US$1,21 (Suárez 2006).
¿Por qué pueden imponer burocráticamente Ardila Lülle y otros oligopolistas del azúcar estas megaganancias?
Porque controlan el estado. Ardila Lülle ha apoyado la elección de los presidentes Pastrana y Uribe, de los congresistas que apoyan sus gobiernos. Ardila Lülle controla la información desde la cadena RCN, la cual se dedicó en los últimos años a hacer apología de los paramilitares, que han asesinado a casi cuatro mil sindicalistas y mantienen bajo su dominio político-militar extensas áreas del país, impidiendo que crezca la protesta.
Lo determinante: Estados Unidos desea que crezca la producción de etanol y otros biocombustibles para solucionar su crisis energética y en concreto en el caso colombiano requiere que el petróleo sea exportado, de manera que le conviene que en Colombia se consuma más biocombustible con un costo de producción mayor que el de la gasolina, dejando mayor cantidad libre para Estados Unidos.
La ganancia burocráticamente obtenida mediante el sobreprecio interno del azúcar para subsidiar exportaciones se repite en el caso del etanol y será más escandalosa en la medida en que el ciclo de precios del petróleo imponga precios internacionales menores que los actuales.
El grado de control del gobierno y el estado por el oligopolio azucarero se demostró también en la negociación del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, durante las cuáles el único punto de debate intenso que prolongó las negociaciones fue la elevación en 50 mil toneladas de la cuota de azúcar colombiano en Estados Unidos. El gobierno de Uribe sacrificó a los productores colombianos de maíz, arroz, papa, fríjol, cerdo, aves. Pero se rompió la camisa por Ardila Lülle.
2. Triste historia y triste futuro del negocio de la palma aceitera
2.1 Despojo y superexplotación
La palma aceitera llegó a Colombia en las manos de grandes propietarios que se aprovecharon de la tierra acumulada en regiones como el Magdalena Medio, después del gran desplazamiento de campesinos que causó la violencia de 1946 a 1958.
Las empresas de palma, la principal de las cuales era Industrial Agraria La Palma, Indupalma, de la familia Gutt, impusieron la superexplotación de los trabajadores. Los sindicatos lograron dar las primeas peleas por sus derechos y la respuesta fueron la represión, la ilegalización de las huelgas y los consejos de guerra contra los dirigentes. Así en septiembre de 1971 al ser asesinado un jefe de personal de la empresa Indupalma, mediante un montaje fue adjudicada la autoría del crimen a los líderes sindicales que permanecieron en la cárcel cuatro años hasta que lograron demostrar plenamente su inocencia (Caicedo 1985, p. 196). La huelga en Indupalma en 1977 estuvo rodeada de circunstancias dramáticas por la injerencia del grupo guerrillero M-19 que secuestró al gerente y exigió la firma del convenio colectivo con los trabajadores, divulgado el 14 de septiembre, día de la huelga general que se denominó en Colombia "Paro Cívico Nacional" (Caicedo 1985, p. 245).
La primera etapa de la palma aceitera en el país culminó con el fin del ciclo productivo de las primeras plantaciones: las empresas declararon entonces quiebras ficticias para desconocer los derechos económicos de los trabajadores y destruir a los sindicatos. Cuando algunos trabajadores quisieron recibir las tierras de las empresas como pago por sueldos y prestaciones que les dejaron de pagar, se dieron cuenta que limpiar una tierra con palmas altas y viejas es más caro que comprar otra tierra y deja daños permanentes en el suelo.
2.2 En tierra de otros
Como resultado de la experiencia de 30 años, las empresas de todo el mundo prefieren ahora cultivar en tierras ajenas, o mejor dicho dañar tierras ajenas, lo cual además les permite evadir impuestos prediales y establecer supuestas "alianzas estratégicas" o "asociaciones productivas" con los campesinos e indígenas que entregan la tierra, de manera que además de darles sus tierras les den su mano de obra sin contrato de trabajo, como supuestos "socios".
Por otra parte, la derrota de los trabajadores se expresó organizativamente y la mayoría de ellos dejó los sindicatos y tuvo que conformar "cooperativas de trabajo asociado", establecidas, como en el caso del azúcar, para desconocer el contrato laboral, aparentando un contrato entre la empresa y la cooperativa. La empresa ya no paga la seguridad social de los trabajadores, quienes deben buscarla en los sistemas públicos de asistencia a la población pobre como el Sisbén de Colombia y quedan sin cesantías ni jubilaciones.
Como afirma la Asociación Campesina del Valle del río Cimitarra (ACVC), estas plantaciones son “un triste ejemplo del cóctel de latifundismo con aspiraciones de eficiencia o modernidad que al pretender ser productivo no renuncia, sino al contrario se reafirma en su origen excluyente y monopolista del uso de la tierra”. La ACVC agrega: “Se trata con este sistema de incrementar los rendimientos monetarios por hectárea sin alterar en lo absoluto la estructura de tenencia de la tierra. Los nuevos señores feudales plantean las alianzas productivas que no son otra cosa que la aparcería maquillada. Las alianzas son el remedio legal para eludir las obligaciones con los trabajadores agrarios desposeídos. Al volver socio al trabajador, el latifundista ahorra en jornales y elimina las horas extras y las prestaciones sociales. La clase propietaria considera que la administración de las alianzas deben conservarla ellos ’dada su experiencia’.
En otros casos los neolatifundistas proponen sociedades a los pequeños e incluso medianos propietarios y productores induciéndolos a asociarse a los proyectos de monocultivo, mediante un sistema de endeudamiento con el sofisma de la ’economía campesina de la palma’. En realidad se trata de contar con una oferta de materia prima permanente sin tener ninguna vinculación laboral entre los latifundistas que controlan los procesos de elaboración y comercialización y los campesinos empobrecidos”. (WRM 2001).
Las empresas lograron una situación excepcional, al evadir el costo de la tierra y los impuestos, reducir sustancialmente los salarios y eliminar el pago de prestaciones sociales. Al mismo tiempo la sociedad asume el costo ambiental de la explotación de palma, mientras las empresas se embolsillan los beneficios.
Las transnacionales comercializadoras y consumidoras del aceite vegetal, como la Unilever, decidieron convertirse en las principales beneficiarias de este negocio propiciando la plantación de palma aceitera en todo el mundo tropical: comenzaron por Malasia e Indonesia y luego han logrado que las plantaciones se extiendan a Camerún, Nigeria y otros países de África, a Centroamérica y Suramérica, lo que condujo a una tendencia a la baja de los precios internacionales del aceite, que benefició a esas transnacionales.
Los desastres ecológicos fueron grandes en las selvas, especialmente en Malasia e Indonesia. La situación más grave se presentó en 1998 cuando una nube de humo cubrió estos países, producto de la quema de los bosques. Mientras tanto los pueblos indígenas, especialmente de la isla de Borneo, eran los damnificados directos de esta destrucción y del despojo de sus territorios.
Ahora, cuando el negocio de la palma venía en declive, el alza extraordinaria de los precios del petróleo le ha dado un nuevo impulso a los plantadores de la palma aceitera. Se espera multiplicar las plantaciones para producir biodiesel. El negocio se pinta como el más extraordinario de la historia y hasta se asegura que tendrá magníficos efectos ecológicos.
Sin embargo, para los países y regiones productoras, los efectos pueden llegar a ser muy negativos. En primer lugar, sufrirán la destrucción del bosque y la vegetación nativa, reduciendo la biodiversidad; en segundo lugar los suelos sufrirían apenas cada plantación de palma cumpla su ciclo productivo y se deba eliminar los troncos por métodos químicos; y si las plantaciones fueran a expandirse como se pretende, lo harían en desmedro de la seguridad y la soberanía alimentaria de las poblaciones locales, porque los agricultores dejarían de producir cultivos alimenticios para la población y en cambio se concentrarían en producir "combustibles limpios" para Estados Unidos y Europa. (Bravo y Mae-Wan Ho 2006).
Hay que decir que gran parte de la producción vegetal está siendo redireccionada para producir biocombustibles. Como bien se sabe, en Brasil y Argentina se espera multiplicar la producción de soya con este mismo fin, La producción de soya en Argentina aumentaría a cien millones de toneladas, lo cual implica un enorme costo ambiental y social para el pueblo argentino, tal como el desplazamiento de poblaciones rurales, creciente deforestación y desertificación de los suelos y por lo tanto más hambre e injusticia social. En Filipinas, India, Madagascar y Ghana se está plantando masivamente la jatropha, un árbol aceitero de rápido crecimiento que puede competir con la palma. China proyecta dedicar 13 millones de hectáreas a las plantaciones de jatropha. A los megaproyectos de producción de biodiesel hay que agregar los ya referidos de producción de etanol combustible a partir de caña azúcar y además de yuca, remolacha y maíz, teniendo en cuenta que Europa tiene excedentes de remolacha azucarera y Estados Unidos subsidia generosamente la producción de etanol a partir del maíz y ya lo exporta a Colombia para producir etanol.
2.3 Palma aceitera y paramilitarismo
En Colombia los megaproyectos de palma aceitera, como otros, han estado estrictamente asociados a la expansión del paramilitarismo. La rápida concentración de la propiedad de la tierra entre 1981 y 2006 ha tenido objetivos especulativos, pues los grandes propietarios no cultivan la mayoría de las tierras que dominan. Pero la palma les ha ofrecido el pretexto y negocio adecuado para apoderarse de tierras de campesinos y especialmente de afrocolombianos.
Los paramilitares colombianos han seguido el modelo de la mafia calabresa denominada ’ndrangheta, que consiste en Italia en estos tres aspectos: expropiación mafiosa, coacción armada para que los pequeños propietarios vendan tierras en zonas que se van a valorizar, apropiación de los subsidios de la Comunidad Europea, en especial los entregados a los productores de oliva y aceite de oliva, y apropiación de áreas para cultivos ilegales o de los cultivos ilegales (Furet 2004). La convergencia entre las AUC y la mafia calabresa no es una casualidad. Objetivos y métodos coinciden. Pero lo que en Italia es mafia tradicional relegada a la ilegalidad por el desarrollo capitalista que puede utilizarla, pero no la reconoce como suya, en Colombia es parte esencial del sistema de tenencia de la tierra que sigue vigente desde la conquista española y que desplaza violentamente una y otra vez al campesino a las selvas, convirtiéndolo en colono y en ocupante de territorios indígenas.
En el modelo agrícola de la mafia calabresa, al despojo de tierras valorizables se agrega el apoderamiento de los subsidios agrícolas de la Unión Europea y en especial los destinados a los olivares. En este caso también lo que en Italia es mafia aquí se desarrolla como virtud en la forma de capitalismo burocrático. Reciben los créditos del Banco Mundial, los subsidios del estado, las exenciones de impuestos “para el desarrollo de proyectos productivos en sistemas de producción de carácter empresarial”, subordinando a los pequeños productores a estos proyectos si quieren recibir el subsidio: el subsidio aparentemente entregado a los pequeños, fluirá realmente para proyectos empresariales, de “los empresarios eficientes de San Alberto” de que hablaba el presidente Uribe en la campaña electoral.
La patente colombiana de este procedimiento capitalista burocrático, la tiene el olivo del trópico, la palma aceitera. El negocio para el "empresario" es ideal: no tiene obligaciones laborales porque los trabajadores son socios; inclusive si los trabajadores campesinos han recibido tierra o si han entregado su tierra, tampoco tendrá el empresario que pagar impuesto predial; y para completar, como el precio internacional del aceite tiene una tendencia a la baja, el "socio" campesino corre con las pérdidas, incluido el grave deterioro del suelo. Es la experiencia de Malasia. Finalmente el pequeño pierde una tierra que ya no valdrá para la agricultura ni para él, pero sí para los proyectos de inversión no agrícolas de los socios mayores.
En la situación colombiana la rentabilidad de las plantaciones de palma adquiere un sentido diferente, en la medida en que en varias regiones la expansión de la palma está ligada con la economía de la cocaína y la inversión inicial en viveros y años de espera para producir es posible gracias a la preexistencia de grandes capitales acumulados en el narcotráfico o de pequeños ahorros fruto de la producción de coca. En este sentido la expansión de la palma ha resultado una forma de lavar dinero eficientemente y además bajo la protección y el fomento estatal e internacional. Si por lo menos esto fuera dirigido a sustituir definitivamente la economía de la cocaína, tendría al menos ese efecto positivo, pero el dominio de ambos negocios por el paramilitarismo lo que ha hecho es articular ambos negocios en uno y ligarlos al despojo de las tierras de los afrocolombianos y otras comunidades rurales. Sin embargo esta máquina sigue siendo fomentada por el estado colombiano y la "comunidad internacional".
La legislación a favor de la palma aceitera y otras plantaciones abunda, están exentas de impuesto de renta según la ley 939 de 2004 y el decreto 1970 de 2005; según la ley 939 el biodiesel está exento del impuesto a las ventas y del impuesto al ACPM. El Plan Colombia y el Banco Mundial han establecido programas de fomento de la palma aceitera. Proyectos de ley actualmente en curso, prevén subsidios e inversiones estatales.
2.3.1 Plan Pastrana
El ex presidente de Colombia Andrés Pastrana ofreció el 1 de marzo de 2001, en Malasia, tres millones de hectáreas para cultivar en Colombia palma para producir aceite. Según la agencia de prensa de la Presidencia, el proyecto que el mandatario presentó a empresarios malasios congregados en la conferencia organizada por la Asian Strategy Leadership Institute (Asli), buscaba ser desarrollado con inversión del país asiático.
“La extensión de los cultivos de palma de aceite se ha convertido en un verdadero propósito nacional, para que, con ella, lleguen el progreso, la inversión y el desarrollo social a amplias zonas de Colombia que hoy están listas para unirse al cultivo y el procesamiento de este bien primario”, dijo.
El desarrollo de estos macroproyectos, a los que ofreció vincular los inversionistas de Malasia, se haría con núcleos de producción de al menos 20 mil hectáreas, cada uno con planta de beneficio para extractar el aceite. La inversión por cada núcleo se estimó en 70 millones de dólares para ejecutar principalmente a través de la Promotora de Proyectos de Siembra de Palma de Aceite, Propalma S.A., en la cual participan 43 empresarios del sector, Proexport y Coinvertir.
Pastrana gestionó con el Banco Mundial un crédito para fomentar plantaciones de palma aceitera y de las ocho zonas seleccionadas para el programa cinco eran de dominio de los grupos paramilitares (Urabá, Córdoba-Sucre, Cesar, Magdalena Medio y centro-norte del Meta) y una zona donde había abierta expansión de esos grupos (oriente de Caldas-norte del Tolima-noroccidente de Cundinamarca).
Lo cierto es que en Colombia había 145 mil hectáreas sembradas de palma en 1998 y actualmente hay más de 300 mil, lo que significa un crecimiento superior al 100%. A pesar de la política de las empresas procesadoras de no ser las propietarias de las tierras de plantación, éste es un cultivo de gran propiedad y de hecho una tercera parte está en fincas de más de dos mil hectáreas y otra tercera parte en fincas de entre 500 y dos mil hectáreas. El control paramilitar y la represión política han logrado que no se presente la organización diferenciada de empresas procesadoras y proveedores y todos se agrupan en Fedepalma.
2.3.2 Proyecto Gaviotas 2
El Proyecto Gaviotas 2 que tanto ha promovido Uribe, se relaciona en realidad con megaproyectos de origen japonés, previstos hace 30 años y que incluyen la privatización del río Meta y la apropiación de extensos territorios de Meta, Casanare y Vichada. Una etapa preparatoria de 30 años la cumplieron "masetos", "carranceros" o "paracos" que concentraron la propiedad en unas pocas personas aunque aún tienen el obstáculo de los resguardos indígenas a los que proponen entregarles 600 mil hectáreas.
Este megaproyecto cubriría tres millones de hectáreas con palma aceitera y pino caribe. Su impacto ecológico sería enorme. Desgraciadamente empresarios españoles y de la Unión Europea se han ligado a este plan.
El gobierno espera además ligar este proyecto con la reinserción de los paramilitares y convertirlos en fuerza de doble papel: mano de obra barata y disciplinada y control político- militar de la frontera con Venezuela.
Cuando el precio del biodiesel caiga, la ecología que permite la vida indígena habrá sido rota, pero la región quedará en manos de los de siempre.
2.3.3 Resistencia
Tres son las fuentes de resistencia contra estos proyectos: Una, la resistencia de los trabajadores, tanto la reducida vanguardia que con gran sacrificio y lucha han mantenido sus organizaciones sindicales, como aquellos que se han visto obligados a constituir "cooperativas" y que, como se demostró en enero de 2005 en Cesar, también pueden hacer huelgas exitosas y voltear contra los empresarios la ficción de la ausencia de contrato de trabajo, pues sus huelgas no pueden ser declaradas ilegales. Dos, la resistencia de indígenas, afrocolombianos y campesinos que defienden sus territorios y derechos fundamentales. Tres, el movimiento ambientalista internacional que en todo el mundo está denunciando los nefastos impactos ecológicos de la fiebre del biodiesel y la palma aceitera.
De la manera como sepamos unir estas tres fuentes y convertir sus propuestas en un movimiento nacional y mundial, depende que las personas, las culturas y los bosques no sean consumidas como biodiesel y podamos tener un futuro amable para la naturaleza, los indígenas, los afrocolombianos y los trabajadores de Colombia.
3- Riesgos económicos para los biocombustibles en Colombia
Los precios del petróleo, como todos, son cíclicos. Aunque a largo plazo se registra una tendencia ascendente, la misma no elimina las oscilaciones cíclicas y en promedio, a siete u ocho años de alzas de precio sigue un período semejante de bajas. Con los precios muy altos del petróleo, no solamente varios países no afiliados a la OPEP multiplican la exploración y explotación de hidrocarburos, sino que en todo el mundo tropical se vive la fiebre del biodiesel y el etanol y se extienden los cultivos de jatropha, palma aceitera, ricino, caña de azúcar, remolacha, yuca, soya y maíz para alimentar las destilerías.
El comercio internacional de los biocombustibles depende como el de cualquier producto de la diferencia entre los precios internacionales y los costos de producción. Todos los biocombustibles tienen actualmente costos de producción superiores a los de la gasolina, pero como el precio internacional es muy alto pueden comercializarse por ahora. Sin embargo hay que tener en cuenta que los precios internacionales nunca en la historia se han mantenido arriba por muchos años.
Los costos de producción del etanol en Colombia son superiores a los de Brasil, lo cual resultará catastrófico a la hora de una baja de los precios internacionales y la crisis para las destilerías solamente podría compensarse con mayores precios internos.
En el caso del etanol en Colombia ya se está vendiendo al absurdo precio de US$101 el barril (Serrano 2006), lo cual significa un inmenso subsidio de los consumidores a los oligopolios productores, que producen cerca de un millón de litros diarios, mientras apenas hay dos destilerías pequeñas más en operación, una en el Meta que produce 30 mil litros diarios a partir de yuca y otra en Codazzi (Cesar) que produce etanol a partir de maíz importado. La importación de la materia prima, especialmente del maíz, crecerá debido al aumento de cuotas de importación de maíz estadounidense que permite el TLC, con lo cual los proyectos en curso a partir de yuca y caña panelera se verán inmensamente golpeados.
Proyectos en Santander, Boyacá y Cesar usando caña, remolacha y yuca, respectivamente y que aspiran a llegar a producir 700 mil litros diarios de etanol, solamente entrarán a operar en 2008 y probablemente no gozarán ya del pico de precios del combustible. También la planta de biodiesel de Ecopetrol en el Magdalena Medio entrará en producción sólo en el 2008.
Las plantaciones de palma aceitera estarán en plena producción cuando caiga el precio y serán una de las causas de su caída. Como todas las fiebres económicas tropicales, ésta se derrumbará en el momento en que la producción sea máxima y la superproducción de biodiesel a partir de aceites de palma, jatropha, algas marinas, soya, ricino y girasol, se desborde por el mundo. Entonces las pérdidas correrán por cuenta de los "aliados estratégicos" que suministraron sus tierras y de regiones enteras que sufrirán el daño ecológico.
Por otra parte, el consumo de etanol en ciudades de mayor altura sobre el nivel del mar se evapora causando daños en la cámara de combustión de los vehículos, oxidación y desgaste prematuro en componentes metálicos y deformación de los componentes de caucho del sistema de combustión, como lo han demostrado las investigaciones de la Universidad Nacional, que también detectaron un efecto ambiental negativo cuando el tráfico es lento y se usa etanol (Acevedo 2005).
Desde cualquier punto de vista que se mire, el éxito de los biocombustibles depende de la obligación de usarlos, de las exenciones y subsidios del estado, del sobreprecio a los consumidores, del desconocimiento de los derechos de los trabajadores y de mil formas de arrebatar a las comunidades rurales el uso de sus tierras. Todas estas son condiciones que el régimen vigente en Colombia garantiza, régimen que espera verse sostenido por el etanol y el biodiesel pero, ¿hasta cuando?
Héctor Hernán Mondragón Báez / Jueves 29 de noviembre de 2007
Economista e investigador colombiano, asesor del movimiento campesino, indígena y de afrodescendientes.
Referencias
Articulo publicado en Pachakuti
Acevedo Gamboa, Helmer et.al. 2005 "Caracterización de un motor de combustión interna por ignición utilizando como combustible mezcla de gasolina corriente con etanol al diez (10%) en volumen (E10)", Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, departamento de Ingeniería Mecánica. Bejarano, Jesús Antonio 1985 Economía y Poder. La SAC y el desarrollo agropecuario 1871-1984. Bogotá: Cerec-SAC. Bermúdez Escobar, Isabel Cristina 1997 "La caña de azúcar en el Valle del Cauca"; Credencial Historia 92: 8-11; Bogotá. Bravo, Elizabeth y Mae-Wan Ho. 2006 "Las nuevas repúblicas del biocombustible"; Red del Tercer Mundo 30, Montevideo, 12 de junio de 2006. Caicedo, Edgar 1982 Historia de las luchas sindicales en Colombia. Cuarta edición; Bogotá: Ediciones CEIS. Cenicaña
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Fuente: Prensa Rural


En la actualidad, en todos los países de América Latina están en discusión megaproyectos que, según sus promotores apuntan al desarrollo de la región y el progreso de los pueblos.Por ejemplo, en la visita que realizó George Bush al Brasil, el Presidente Lula da Silva firmó acuerdos para desarrollar cultivos para biocombustibles en 16000 millones de hectáreas, megaproyecto cuya ejecución incluye a otros países, entre ellos Ecuador.Así mismo, cuando buscamos referencias en internet sobre uno de estos megaproytectos, los indicadores económicos salen a la cabeza para informar el altísimo nivel de desarrollo que conseguirían para el país donde se lo ejecute.Sin embargo hay una historia que queda oculta y que muy pocas comunidades y organizaciones de base y defensoras de derechos humanos empiezan a enteder.Ecuador junto con Colombia, Perú y Brasil pretenden unir la ciudad de Manaos (Br) con el Puerto de Manta (Ec) megaproyecto que incluye aeropuertos internacionales, mega autopistas que las unan, y vías fluviales de alto calado para transporte de carga principalmente.Actualmente los navíos de carga que van a Brasil lo hacen por el océano Pacífico, cruzan el canal de Panamá y rodean el norte de América del Sur hasta llegar a Manaos, en un lapso de 45 a 55 días. Según un informe de la revista América Economía de su edición del 20 de abril del 2000, las empresas ecuatorianas Servicios Petroleros Galeth (Sepega) y Transportes Fluviales Navecon le tienen puesto el ojo a los cuatro mil quinientos millones de dólares en mercaderías de los países del Asia que viajan todos los años por las aguas del Pacífico y del Atlántico."La idea de Galeth es usar los puertos de Francisco de Orellana (Ecuador), Iquitos (Perú) y Leticia (Colombia) hasta llegar a Manaos. El recorrido será por los ríos Napo, Aguarico y después el Amazonas", cita el informe de AméricaEconomía.Si observamos una foto del planeta tierra fácilmente se observa que este proyecto atravezaría la Amazonia, zona que evidentemente en su mayoría es territorio virgen. (http://axxon.com.ar/zap/c-zappinglucesmundo.htm)Pero cuáles son las consecuencias negativas de la ejecución de un megaproyecto como este.En primer lugar se amplía las fronteras de actividades económicas de los países, pues muchas personas decidirían colonizar nuevas zonas que por ahora son inaccesibles, por la mano de obra que generaría este proyecto y por los negocios indirectos supervinientes (restaurantes, hoteles, bodegas, industrias) y la consecuente aparición de nuevos poblados.En segundo lugar, en la mayoría de los casos, los megaproyectos destruyen o fragmentan ecosistemas cuyos servicios ambientales son invalorables, pero que en el momento que se ejecuten las obras civiles que se requieran inevitablemente se perderían.Estas dos consecuencias directas provocarán así mismo contaminación por emisiones de gas, deshechos, ruido, entre muchos otros.FInalmente muchas de las obras y concesiones al rededor de su ejecución plantean la posibilidad de que comunidades enteras (no sólo indígenas) se vean obligadas a desplazarse por que sus modos de vida se han visto sustancialmente alterados, o los recursos naturales de los cuales se proveían para su alimentación y economía han sido concesionados o depredados o porque simplemente la planificación del megaproyecto decidió atravezar el espacio físico donde desarrollaban sus actividades.Qué sucede con estas personas? Qué sucede si en base a la ejecución del mega proyecto se ven obligados a cruzar la frontera e ingresar a otro país para poder reiniciar sus proyectos de vida?Planteamientos como estos se vuelven realidad en zonas donde proyectos induistriales o de extracción de recursos naturales han forzado a familias enteras a desplazarse a otras comunidades cercanas o en casos cruzar la frontera de un país y asentarse en otros.En América Latina y a través de la Declaración de Cartagena de 1984, se prevé la posibilidad de solicitar refugio por la violación masiva de derechos humanos, lo cual incluye el derecho al trabajo, la libertad de movimiento y el derecho a vivir en un ambiente sano y ecológicamente equilibrado.Claro está que en las legislaciones para solicitar refugio no necesariamente se reconoce el status de refugiados por desplazados por megaproyectos que violen derechos humanos.
Peor aún es la sitaución de desplazados internos si es que el mismo pais está interesado en ejecutar el megaproyecto y los desplazados son incluidos en planes de desarrollo, pero arraigados totalmente de su ambiente y con la tensión de inciar nuevamente su proyecto de vida en zonas donde no necesariamente pueden integrarse y ser integrados a la sociedad receptora.
Cuántos megaproyectos más están en agenda para la región? (Río de la Plata, Biocombustibles, Explotación Petrolera, Minería Intensiva, Industria Maderera) Cuántos años más podremos mirar el mapa del planeta por la noche e imaginarnos cuan bonitos deben ser aquellos lugares donde la energía eléctrica, con todo lo que eso significa, no ha llegado? O será que en algún momento el mundo nunca más se oscurecerá y que día a día en cualquier parte del mundo miles de personas tengan que desplazarse porque donde ellos vivian se ha planificado una nueva obra que contribuirá al desarrollo del país o de la región?
COLOMBIA: Biodiésel se mezcla con guerra Por Helda Martínez
BOGOTÁ, dic (IPS) - El gobierno colombiano aprieta el acelerador de la generación de biocombustibles, en una mezcla inestable de auge de energías limpias, avance de monocultivos y despojo de tierras de minorías protegidas, práctica habitual en el conflicto armado de este país.
La producción de combustibles a partir de ciertos cultivos, una alternativa de energía limpia que atrae cada día más interés mundial, en Colombia está teñida por la guerra de más de cuatro décadas y por denuncias de violaciones a los derechos humanos y al ambiente. En 2008, este país producirá 645.000 toneladas anuales de biodiésel extraído de la palma aceitera, como resultado de ocho megaproyectos, cuatro de ellos ya en ejecución y el resto en carpeta, según la Federación Nacional de Cultivadores de Palma de Aceite (Fedepalma). La producción de biodiésel se sumará a la de etanol, alcohol carburante extraído de la caña de azúcar, que en Colombia se utiliza desde 2005, con cinco plantas en funcionamiento y una producción mensual de 25 millones de litros que surten al suroccidente del país y a Bogotá, confirmó a IPS el ingeniero Johan Martínez, de la Asociación de Cultivadores de Caña de Azúcar. El etanol, cuya combustión emite menos gases nocivos que los derivados del petróleo, ya se utiliza mezclado con la gasolina en una proporción de 10 por ciento, con una perspectiva de llegar a 25 por ciento en un plazo de 20 años. De manera simultánea, se adelantan proyectos para extraer etanol de otros vegetales, yuca, papa y remolacha, cuyo cultivo masivo se realizará en zonas alejadas de selvas y bosques, y por tanto no los pondrán en riesgo, afirma el Ministerio de Agricultura. Mientras, la extensión de plantaciones de palma aceitera es acompañada de críticas crecientes dentro y fuera del país. En Colombia hay 285.000 hectáreas de cultivos de palma africana, principal cultivo destinado a producción de biocombustibles, afirma Fedepalma. Al iniciar su segundo mandato consecutivo, en agosto de este año, el presidente Álvaro Uribe anunció su propósito de alcanzar en los próximos cuatro años un millón de hectáreas de palma, cuya expansión se ha sostenido desde mediados de los años 60. En 2003 había 118.000 hectáreas del monocultivo. Tres años después, la superficie es más del doble. La palma se concentra especialmente en inmediaciones de la costa norte y Caribe del país, en los departamentos del Magdalena y Sucre, en la costa del océano Pacífico, departamento del Chocó --el de mayor biodiversidad del país, según el Ministerio de Medio Ambiente-- y en los Llanos del centro-oriente. "La región de los Llanos es la que más nos preocupa en este momento, pues no tenemos información clara y precisa ", dijo a IPS el investigador Darío Mejía, de la Organización Nacional de Indígenas de Colombia (ONIC). "En silencio se ha iniciado la compra de grandes extensiones de tierra, han llegado hasta comunidades indígenas, distantes entre ellas, sin posibilidades de comunicación e información, a las que las compañías extranjeras visitan, cuentan maravillas y les hacen firmar documentos sin que ellos conozcan la realidad de los hechos", aseveró. "Las historias de las plantaciones son dolorosas. Están manchadas de sangre y lágrimas de las comunidades negras y campesinas", afirma en el sitio web de la organización no gubernamental Censat - Agua Viva, su directora, Tatiana Roa. "Es la historia de los bosques desaparecidos para transformarse en plantación. Es la historia de las culturas ancestrales transformadas en proletariados palmícolas. Son esas voces las que reclaman detener la destrucción que proponen los defensores del biodiésel", agrega. En opinión de Mejía, las consecuencias de los monocultivos en general, y de la palma aceitera en particular, son de orden político y cultural. "Este tipo de megaproyectos aumenta la concentración de la tierra en pocas manos y favorece la continuidad de despojo territorial que han sufrido las comunidades indígenas durante todas las épocas a partir de la llamada conquista española", estimó. Además, "modifican las costumbres de variedad de cultivos que aportan y aseguran producción de alimentos y que favorecen la riqueza natural de la tierra, contrario a las consecuencias de los monocultivos", sostuvo. "Si bien la situación de Chocó es triste e indignante, por lo menos (sus habitantes) ya conocen lo que está pasando, e incluso se han formulado denuncias públicas por parte del Ministerio de Agricultura y el Ministerio Público", sostuvo Mejía. La gravedad de esas denuncias llevó al Ministerio de Agricultura a crear en abril una unidad de investigación, según la cual "por lo menos 25.000 hectáreas aptas para el cultivo de palma de aceite, (que habían sido) adjudicadas por el Estado a comunidades negras, fueron adquiridas por particulares a través de títulos ilegítimos". Esa unidad detectó adquisiciones ilegales en localidades con inmensas riquezas naturales, marcadas en las últimas dos décadas por desplazamiento y muerte, como Jiguamiandó y Curvaradó, en los municipios de Carmen del Darién y Belén de Bajirá, en el noroccidental Chocó. Según la Ley Segunda de 1959, la Cuenca del Pacífico es una reserva forestal. Además, la Constitución de 1991 ordenó expedir una norma de reconocimiento de derechos de las comunidades negras sobre tierras ancestrales, y la legislación 70 de 1993 estableció las "tierras comunales de los grupos étnicos" de esa zona. En 2000, las resoluciones gubernamentales 2801 y 2809 adjudicaron a las comunidades negras terrenos baldíos en Curvaradó y Jiguamiandó, en los que hoy operan empresas dedicadas a cultivos agroindustriales. La situación originó una solicitud a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para la protección de esos derechos de las comunidades. En marzo de 2003, la CIDH accedió a la petición, y en febrero de este año instó al Estado colombiano a proteger a las comunidades desplazadas del Urabá chocoano. La zona está conformada por 105.000 hectáreas, y sobre 33.000 de ellas se dirime el conflicto entre las comunidades negras, empresas privadas, el Estado y milicias paramilitares ilegales, según el informe del Ministerio de Agricultura. Pese a las constataciones de esa cartera, la ampliación de cultivos de palma aceitera es fomentada por el proyecto de Ley de Desarrollo Rural o Ley de Tierras, presentado por el Poder Ejecutivo y aprobado en octubre por la Comisión Quinta del Senado. La Cámara de Representantes podría tratarlo en el primer trimestre de 2007. Acerca de las adquisiciones ilegítimas de tierras, el procurador general Edgardo Maya dijo al semanario El Espectador que son prácticas "ajenas a los derechos de los pueblos indígenas y afrocolombianos y, por el contrario, pueden contribuir a legalizar y legitimar conductas contrarias a sus derechos territoriales, en varios casos con participación activa de grupos armados al margen de la ley". IPS procuró con insistencia conocer la opinión de los cultivadores e industriales agrupados en Fedepalma acerca de las denuncias, pero la única respuesta que obtuvo fue el envío de información sobre los beneficios sociales y económicos de la producción de biodiésel que, por otra parte, pueden ser consultados en el sitio web de la entidad. (FIN/2006)
El gobierno colombiano aprieta el acelerador de la generación de biocombustibles, en una mezcla inestable de auge de energías limpias, avance de monocultivos y despojo de tierras de minorías protegidas, práctica habitual en el conflicto armado de [Colombia].La producción de combustibles a partir de ciertos cultivos, una alternativa de energía limpia que atrae cada día más interés mundial, en Colombia está teñida por la guerra de más de cuatro décadas y por denuncias de violaciones a los derechos humanos y al ambiente.En 2008, [Colombia] producirá 645.000 toneladas anuales de biodiésel extraído de la palma aceitera, como resultado de ocho megaproyectos, cuatro de ellos ya en ejecución y el resto en carpeta, según la Federación Nacional de Cultivadores de Palma de Aceite (Fedepalma).La producción de biodiésel se sumará a la de etanol, alcohol carburante extraído de la caña de azúcar, que en Colombia se utiliza desde 2005, con cinco plantas en funcionamiento y una producción mensual de 25 millones de litros que surten al suroccidente del país y a Bogotá, confirmó a IPS el ingeniero Johan Martínez, de la Asociación de Cultivadores de Caña de Azúcar.El etanol, cuya combustión emite menos gases nocivos que los derivados del petróleo, ya se utiliza mezclado con la gasolina en una proporción de 10 por ciento, con una perspectiva de llegar a 25 por ciento en un plazo de 20 años. De manera simultánea, se adelantan proyectos para extraer etanol de otros vegetales, yuca, papa y remolacha, cuyo cultivo masivo se realizará en zonas alejadas de selvas y bosques, y por tanto no los pondrán en riesgo, afirma el Ministerio de Agricultura. Mientras, la extensión de plantaciones de palma aceitera es acompañada de críticas crecientes dentro y fuera del país.En Colombia hay 285.000 hectáreas de cultivos de palma africana, principal cultivo destinado a producción de biocombustibles, afirma Fedepalma. Al iniciar su segundo mandato consecutivo, en agosto de este año, el presidente Álvaro Uribe anunció su propósito de alcanzar en los próximos cuatro años un millón de hectáreas de palma, cuya expansión se ha sostenido desde mediados de los años 60. En 2003 había 118.000 hectáreas del monocultivo. Tres años después, la superficie es más del doble.La palma se concentra especialmente en inmediaciones de la costa norte y Caribe del país, en los departamentos del Magdalena y Sucre, en la costa del océano Pacífico, departamento del Chocó --el de mayor biodiversidad del país, según el Ministerio de Medio Ambiente-- y en los Llanos del centro-oriente."La región de los Llanos es la que más nos preocupa en este momento, pues no tenemos información clara y precisa ", dijo a IPS el investigador Darío Mejía, de la Organización Nacional de Indígenas de Colombia (ONIC)."En silencio se ha iniciado la compra de grandes extensiones de tierra, han llegado hasta comunidades indígenas, distantes entre ellas, sin posibilidades de comunicación e información, a las que las compañías extranjeras visitan, cuentan maravillas y les hacen firmar documentos sin que ellos conozcan la realidad de los hechos", aseveró. "Las historias de las plantaciones son dolorosas. Están manchadas de sangre y lágrimas de las comunidades negras y campesinas", afirma en el sitio web de la organización no gubernamental Censat - Agua Viva, su directora, Tatiana Roa. "Es la historia de los bosques desaparecidos para transformarse en plantación. Es la historia de las culturas ancestrales transformadas en proletariados palmícolas. Son esas voces las que reclaman detener la destrucción que proponen los defensores del biodiésel", agrega. En opinión de Mejía, las consecuencias de los monocultivos en general, y de la palma aceitera en particular, son de orden político y cultural."Este tipo de megaproyectos aumenta la concentración de la tierra en pocas manos y favorece la continuidad de despojo territorial que han sufrido las comunidades indígenas durante todas las épocas a partir de la llamada conquista española", estimó. Además, "modifican las costumbres de variedad de cultivos que aportan y aseguran producción de alimentos y que favorecen la riqueza natural de la tierra, contrario a las consecuencias de los monocultivos", sostuvo. "Si bien la situación de Chocó es triste e indignante, por lo menos (sus habitantes) ya conocen lo que está pasando, e incluso se han formulado denuncias públicas por parte del Ministerio de Agricultura y el Ministerio Público", sostuvo Mejía.La gravedad de esas denuncias llevó al Ministerio de Agricultura a crear en abril una unidad de investigación, según la cual "por lo menos 25.000 hectáreas aptas para el cultivo de palma de aceite, (que habían sido) adjudicadas por el Estado a comunidades negras, fueron adquiridas por particulares a través de títulos ilegítimos". Esa unidad detectó adquisiciones ilegales en localidades con inmensas riquezas naturales, marcadas en las últimas dos décadas por desplazamiento y muerte, como Jiguamiandó y Curvaradó, en los municipios de Carmen del arién y Belén de Bajirá, en el noroccidental Chocó.Según la Ley Segunda de 1959, la Cuenca delPacífico es una reserva forestal. Además, la Constitución de 1991 ordenó expedir una norma de reconocimiento de derechos de las comunidades negras sobre tierras ancestrales, y la legislación 70 de 1993 estableció las "tierras comunales de los grupos étnicos" de esa zona.En 2000, las resoluciones gubernamentales 2801 y 2809 adjudicaron a las comunidades negras terrenos baldíos en Curvaradó y Jiguamiandó, en los que hoy operan empresas dedicadas a cultivos agroindustriales.La situación originó una solicitud a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para la protección de esos derechos de las comunidades. En marzo de 2003, la CIDH accedió a la petición, y en febrero de este año instó al Estado colombiano a proteger a las comunidades desplazadas del Urabá chocoano.La zona está conformada por 105.000 hectáreas, y sobre 33.000 de ellas se dirime el conflicto entre las comunidades negras, empresas privadas, el Estado y milicias paramilitares ilegales, según el informe del Ministerio de Agricultura. Pese a las constataciones de esa cartera, la ampliación de cultivos de palma aceitera es fomentada por el proyecto de Ley de Desarrollo Rural o Ley de Tierras, presentado por el Poder Ejecutivo y aprobado en octubre por la Comisión Quinta del Senado. La Cámara de Representantes podría tratarlo en el primer trimestre de 2007.Acerca de las adquisiciones ilegítimas de tierras, el procurador general Edgardo Maya dijo al semanario El Espectador que son prácticas "ajenas a los derechos de los pueblos indígenas y afrocolombianos y, por el contrario, pueden contribuir a legalizar y legitimar conductas contrarias a sus derechos territoriales, en varios casos con participación activa de grupos armados al margen de la ley".IPS procuró con insistencia conocer la opinión de los cultivadores e industriales agrupados en Fedepalma acerca de las denuncias, pero la única respuesta que obtuvo fue el envío de información sobre los beneficios sociales y económicos de la producción de biodiésel que, por otra parte, pueden ser consultados en el sitio web de la entidad.
EN COLOMBIA: BIODIÉSEL SE MEZCLA CON GUERRA
12.5.06 - Leído 120 veces. Enviar esta nota
La producción de combustibles a partir de ciertos cultivos, una alternativa de energía limpia que atrae cada día más interés mundial, en Colombia está teñida por la guerra de más de cuatro décadas y por denuncias de violaciones a los derechos humanos y al ambiente
BOGOTÁ, Colombia; 5 Diciembre 2006.- El gobierno colombiano aprieta el acelerador de la generación de biocombustibles, en una mezcla inestable de auge de energías limpias, avance de monocultivos y despojo de tierras de minorías protegidas, práctica habitual en el conflicto armado de este país.
La producción de combustibles a partir de ciertos cultivos, una alternativa de energía limpia que atrae cada día más interés mundial, en Colombia está teñida por la guerra de más de cuatro décadas y por denuncias de violaciones a los derechos humanos y al ambiente.
En 2008, este país producirá 645.000 toneladas anuales de biodiésel extraído de la palma aceitera, como resultado de ocho megaproyectos, cuatro de ellos ya en ejecución y el resto en carpeta, según la Federación Nacional de Cultivadores de Palma de Aceite (Fedepalma).
La producción de biodiésel se sumará a la de etanol, alcohol carburante extraído de la caña de azúcar, que en Colombia se utiliza desde 2005, con cinco plantas en funcionamiento y una producción mensual de 25 millones de litros que surten al suroccidente del país y a Bogotá, confirmó a IPS el ingeniero Johan Martínez, de la Asociación de Cultivadores de Caña de Azúcar.
El etanol, cuya combustión emite menos gases nocivos que los derivados del petróleo, ya se utiliza mezclado con la gasolina en una proporción de 10 por ciento, con una perspectiva de llegar a 25 por ciento en un plazo de 20 años.
De manera simultánea, se adelantan proyectos para extraer etanol de otros vegetales, yuca, papa y remolacha, cuyo cultivo masivo se realizará en zonas alejadas de selvas y bosques, y por tanto no los pondrán en riesgo, afirma el Ministerio de Agricultura.
Mientras, la extensión de plantaciones de palma aceitera es acompañada de críticas crecientes dentro y fuera del país.
En Colombia hay 285.000 hectáreas de cultivos de palma africana, principal cultivo destinado a producción de biocombustibles, afirma Fedepalma.
Al iniciar su segundo mandato consecutivo, en agosto de este año, el presidente Álvaro Uribe anunció su propósito de alcanzar en los próximos cuatro años un millón de hectáreas de palma, cuya expansión se ha sostenido desde mediados de los años 60.
En 2003 había 118.000 hectáreas del monocultivo. Tres años después, la superficie es más del doble.
La palma se concentra especialmente en inmediaciones de la costa norte y Caribe del país, en los departamentos del Magdalena y Sucre, en la costa del océano Pacífico, departamento del Chocó –el de mayor biodiversidad del país, según el Ministerio de Medio Ambiente– y en los Llanos del centro-oriente.
“La región de los Llanos es la que más nos preocupa en este momento, pues no tenemos información clara y precisa “, dijo a IPS el investigador Darío Mejía, de la Organización Nacional de Indígenas de Colombia (ONIC).
“En silencio se ha iniciado la compra de grandes extensiones de tierra, han llegado hasta comunidades indígenas, distantes entre ellas, sin posibilidades de comunicación e información, a las que las compañías extranjeras visitan, cuentan maravillas y les hacen firmar documentos sin que ellos conozcan la realidad de los hechos”, aseveró.
“Las historias de las plantaciones son dolorosas. Están manchadas de sangre y lágrimas de las comunidades negras y campesinas”, afirma en el sitio web de la organización no gubernamental Censat - Agua Viva, su directora, Tatiana Roa.
“Es la historia de los bosques desaparecidos para transformarse en plantación. Es la historia de las culturas ancestrales transformadas en proletariados palmícolas. Son esas voces las que reclaman detener la destrucción que proponen los defensores del biodiésel”, agrega.
En opinión de Mejía, las consecuencias de los monocultivos en general, y de la palma aceitera en particular, son de orden político y cultural.
“Este tipo de megaproyectos aumenta la concentración de la tierra en pocas manos y favorece la continuidad de despojo territorial que han sufrido las comunidades indígenas durante todas las épocas a partir de la llamada conquista española”, estimó.
Además, “modifican las costumbres de variedad de cultivos que aportan y aseguran producción de alimentos y que favorecen la riqueza natural de la tierra, contrario a las consecuencias de los monocultivos”, sostuvo.
“Si bien la situación de Chocó es triste e indignante, por lo menos (sus habitantes) ya conocen lo que está pasando, e incluso se han formulado denuncias públicas por parte del Ministerio de Agricultura y el Ministerio Público”, sostuvo Mejía.
La gravedad de esas denuncias llevó al Ministerio de Agricultura a crear en abril una unidad de investigación, según la cual “por lo menos 25.000 hectáreas aptas para el cultivo de palma de aceite, (que habían sido) adjudicadas por el Estado a comunidades negras, fueron adquiridas por particulares a través de títulos ilegítimos”.
Esa unidad detectó adquisiciones ilegales en localidades con inmensas riquezas naturales, marcadas en las últimas dos décadas por desplazamiento y muerte, como Jiguamiandó y Curvaradó, en los municipios de Carmen del Darién y Belén de Bajirá, en el noroccidental Chocó.
Según la Ley Segunda de 1959, la Cuenca del Pacífico es una reserva forestal. Además, la Constitución de 1991 ordenó expedir una norma de reconocimiento de derechos de las comunidades negras sobre tierras ancestrales, y la legislación 70 de 1993 estableció las “tierras comunales de los grupos étnicos” de esa zona.
En 2000, las resoluciones gubernamentales 2801 y 2809 adjudicaron a las comunidades negras terrenos baldíos en Curvaradó y Jiguamiandó, en los que hoy operan empresas dedicadas a cultivos agroindustriales.
La situación originó una solicitud a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para la protección de esos derechos de las comunidades.
En marzo de 2003, la CIDH accedió a la petición, y en febrero de este año instó al Estado colombiano a proteger a las comunidades desplazadas del Urabá chocoano.
La zona está conformada por 105.000 hectáreas, y sobre 33.000 de ellas se dirime el conflicto entre las comunidades negras, empresas privadas, el Estado y milicias paramilitares ilegales, según el informe del Ministerio de Agricultura.
Pese a las constataciones de esa cartera, la ampliación de cultivos de palma aceitera es fomentada por el proyecto de Ley de Desarrollo Rural o Ley de Tierras, presentado por el Poder Ejecutivo y aprobado en octubre por la Comisión Quinta del Senado. La Cámara de Representantes podría tratarlo en el primer trimestre de 2007.
Acerca de las adquisiciones ilegítimas de tierras, el procurador general Edgardo Maya dijo al semanario El Espectador que son prácticas “ajenas a los derechos de los pueblos indígenas y afrocolombianos y, por el contrario, pueden contribuir a legalizar y legitimar conductas contrarias a sus derechos territoriales, en varios casos con participación activa de grupos armados al margen de la ley”.
IPS procuró con insistencia conocer la opinión de los cultivadores e industriales agrupados en Fedepalma acerca de las denuncias, pero la única respuesta que obtuvo fue el envío de información sobre los beneficios sociales y económicos de la producción de biodiésel que, por otra parte, pueden ser consultados en el sitio web de la entidad.
(IPS)

El biodiesel de la palma aceitera en Colombia


El mundo occidental, en especial los países del norte, se rindió a la adicción por los energéticos provenientes de los fósiles. Ese rumbo ha provocado algo que hoy ya nadie pone en duda: el cambio climático. Muchas soluciones se han propuesto para enfrentarlo, pero la mayoría de ellas deja que siga con fuerza la carrera suicida de la humanidad. Los megaproyectos de biocombustibles son unas de las propuestas de solución. ¿Acaso quienes los presentaron como alternativa midieron las consecuencias que podría tener su creación en importantes ecosistemas, pueblos y culturas? Este artículo delimita en primer lugar los pasos dados para abrir campo a estos proyectos y se centra especialmente en las implicaciones que ha tenido la siembra de la palma africana, de la que se deriva uno de los biocombustibles que se proyecta producir.
Los biocombustibles tienen su historia. De manera rápida, diremos que durante la crisis energética de 1973, Brasil reconvirtió parte de sus ingenios azucareros, para producir etanol y se convirtió en su primera potencia exportadora. Hoy Colombia quiere seguir su ejemplo y convertirse en potencia productora, particularmente de bioetanol y biodiesel.
Empiezan las leyes
En 2001, se expidió la ley 693, que está articulada a la ley 939 de 2004, con lo que se abrió el camino a la producción de biocombustibles. La ley 693 estipula que la gasolina colombiana deberá tener 10% de etanol en 2009 y que en un periodo entre 15 y 20 años deberá alcanzar gradualmente una proporción del 25%. Mientras que la ley 939 de 2004, estimula la producción y comercialización de biodiesel en motores diesel, con un 5% de porcentaje.
Desde finales de 2005, la producción de los ingenios azucareros Cauca, Providencia, Manuelita y Mayagüez (todos localizados en el departamento del Valle del Cauca), además del ingenio Risaralda, es cercana a un millón de litros diarios de bioetanol, destinados a satisfacer la demanda del Occidente del país y la Sabana de Bogotá. Aún más, se habla del montaje de otras 27 plantas, esparcidas en 17 departamentos del país, para extender la mezcla del 10% con la gasolina al todo el territorio colombiano. De acuerdo con las proyecciones de la Federación Nacional de Combustibles, para 2010 se podría duplicar el consumo interno con sólo elevar el porcentaje de la mezcla al 15%. Colombia, para entonces, tendrá una capacidad de exportación cifrada en 2.300.000 litros diarios de etanol.
La palma para el biodiesel
Una legislación similar a la referida en párrafos anteriores se prepara en relación con el biodiesel, derivado de la palma africana. De esta planta se tiene ya un derivado con fines alimentarios, que es lo que más se conoce de ella hasta hoy: un aceite del que se producen 600 mil toneladas. Pero en realidad es el biodiesel el que nos interesa en este caso.
Antes de mencionar cifras, es importante decir que los grandes beneficiarios de las legislaciones del bioetanol y la que se prepara para el biodiesel son precisamente los agroindustriales de la caña de azúcar del Valle del Cauca, departamento situado en el Occidente del país, cuyos ingenios se mencionaron al hablar del etanol, y en el caso del biodiesel los agroindustriales de la palma.
Ahora bien; el consumo del diesel en el país para el transporte automotor crece a una tasa mayor que la del consumo de gasolina; supera la capacidad de refinación de Ecopetrol (la empresa nacional petrolera), de manera que el país importa el 5% del consumo interno de diesel. Se abre así una oportunidad para los agroindustriales de la palma africana, que han incrementado año a año las extensiones de sus cultivos.
Crecimiento y mercado
En Colombia, la expansión de este cultivo ha mantenido un crecimiento sostenido. A mediados de la década del 60 existían 18 mil hectáreas en producción. En 2003, había más de 188 mil hectáreas y actualmente hay sembradas alrededor de 300 mil. Además, se están montando siete plantas en diferentes regiones palmeras del país, que tienen un costo aproximado de 100 millones de dólares. Según el gremio colombiano de los palmeros, Fedepalma, desde el año 2001 Colombia era el principal productor de aceite de palma en América y el cuarto a nivel mundial , luego de Indonesia, Malasia y Nigeria. Del total de la producción de aceite, el 35% se exporta.
No obstante, varios estudios económicos consideran muy inciertos los mercados internacionales de la palma de aceite, ya que la producción mundial se incrementa día a día y los precios siguen bajos. Sin embargo, los proyectos agroindustriales de palma han sido una prioridad para el actual gobierno y se impulsan principalmente en regiones como el Pacífico colombiano, las llanuras del oriente y la región Caribe, donde las características edafoclimáticas son óptimas para el desarrollo de estos cultivos. La meta es alcanzar en unos años el millón de hectáreas.
Lo que hay más allá
Estudiosos de este desarrollo agroindustrial han denunciado que estos cultivos se han utilizado para el lavado de dinero del narcotráfico y como mecanismo de los paramilitares para desplazar de manera forzada a la población, pues su propósito es apropiarse de importantes y ricas regiones. Su estrategia ha consistido en desplazar a la gente y una vez abandonadas las tierras, las ocupan las empresas palmicultoras. Jiguamiandó y Curvaradó, municipios del Pacífico, son ejemplos estruendosos de esa estrategia: la empresa Urapalma ocupó de manera ilegal esos territorios afrocolombianos.
Estas comunidades del Chocó recibieron la titulación de sus tierras en noviembre de 2000, luego de años de reiteradas violaciones a sus derechos humanos, económicos, sociales y culturales, y nueve años después de que la Constitución Nacional reconociera los derechos territoriales de comunidades negras e indígenas.
La titulación se recibió en momentos en que las comunidades estaban desplazadas. Al retornar, encontraron su territorio ocupado con cultivos de palma, y la desaparición de la casi totalidad de los poblados y caseríos tradicionales a causa de las siembras con palma de aceite, abandonos, destrucción de sus viviendas, y la desaparición de los caminos que impide la comunicación entre las comunidades. El resultado ha sido la desarticulación del tejido social. Comenzó entonces un largo proceso jurídico y de denuncia de su parte para recuperar sus territorios, teñido de grandes irregularidades para favorecer las empresas de la palma aceitera.
Réplicas en el sur
Algo similar sucede en la región de Tumaco (al sur de Colombia, en los límites con el vecino país del Ecuador). Las comunidades han vivido también el desplazamiento forzado y las amenazas y, es así como las empresas o el propio Estado propone a los miembros de los consejos comunitarios como alternativa para permanecer en su territorio convertirse en “empresarios del sector rural”. Dicho de otra manera, se los fuerza a involucrarse en las alianzas o cadenas productivas con empresarios de la palma. De esta manera, los territorios que antes eran selvas húmedas se han ido convirtiendo en monocultivos de palma, de modo que se despoja a las comunidades negras de su cultura y de su territorio y se destruyen regiones que son de las más diversas del planeta.
En el pasado junio, el presidente Uribe expresó en el Congreso de Fedepalma, en Villavicencio lo siguiente: “Rogaría que haga [el ministro de Agricultura] una cuarentena de los empresarios de Tumaco y los compatriotas afrodescendientes y no los deje levantar de la oficina, donde los encierre hasta que lleguen a un acuerdo. Tiene que ser así… Enciérrelos allí y entonces propóngales como case [sic], que el Estado aporta, que lleguen ellos a unos acuerdos sobre uso de esas tierras y el gobierno aporta recursos de capital de riesgo. Y propóngales una fecha y les dice: señores, nos declaramos en cónclave y de aquí no salimos hasta que tengamos un acuerdo […] Porque aquí hay que reconocer lo bueno y lo malo, en este Meta y en el Casanare y en lo que empieza a dar en el Guaviare, unos crecimientos formidables de palma, en Tumaco, no. Y Tumaco que tiene la carretera, váyanse un poquito al norte, esa área del Guapi, El Charco con excelentes condiciones y sin una mata de palma y llena de coca que tenemos que erradicar[…]”.
Estas declaraciones generaron la ira de las comunidades negras que respondieron con fuerza al presidente de la República: “Si esta palma aceitera, señor presidente, es su megaproyecto piloto, en nuestros territorios étnicos no lo es. Peor aún: si lo fuese, conllevaría a gravísimos daños ambientales, sociales y culturales. Esto lo afirmamos con base en lo que hemos vivenciado con este monocultivo desde fines de la década del sesenta hasta el presente, o sea desde hace más de treinta y cinco años, padeciendo los impactos de más de veinte mil hectáreas de siembra forzosa de esta ‘Plantación adentro cámara', pues incluso, sigue expandiéndose de manera violenta en nuestros territorios colectivos” 1.
Los empresarios de la palma y los promotores de esas empresas tienen ahora con las propuestas de producción de biodiesel nuevos motivos para seguir creciendo. Y sin embargo, las historias de las plantaciones son dolorosas. Están manchadas de la sangre y las lágrimas de las comunidades negras y campesinas del Pacífico, del Magdalena Medio, del Caribe colombiano . Es la historia silenciosa de los bosques desaparecidos para transformarse en plantación. Es la historia de las culturas ancestrales transformadas en proletariados palmícolas. Son esas voces las que reclaman detener la destrucción que nos proponen los defensores del biodiesel.
Notas
Carta al presidente de la república de las autoridades étnico territoriales y representantes legales de los Consejos Comunitarios de Comunidades Negras del territorio étnico del Kurrulao (Pacífico sur colombiano).
Tatiana Roa Avendaño es miembra de Censat Agua Viva y Amigos de la Tierra/Colombia. Este artículo fue publicado en www.biodiversidadla.org, organización asociada al Área de Medio Ambiente y Biodiversidad del IRC Programa de las Américas (www.ircamericas.org).
Recursos
Defensoría del Pueblo. Resolución Defensorial. N° 39 de 2005
El Espectador. “Ley de tierras podría prestarse al lavado de activos”, octubre 21 de 2006.
Gestión del Instituto Colombiano de Desarrollo Rural – Incoder”, agosto de 2006.
Salinas, Yamile, los vericuetos de la palma aceitera, Abdala Friday, Nov. 10, 2006
Procuraduría General de la Nación. “Análisis de la ejecución de la Reforma Agraria y la Gestión del Instituto Colombiano de Desarrollo Rural – Incoder”, agosto de 2006.
Revista Semillas, www.semillas.org.co.
Fedepalma. www.fedepalma.org.
Censat Agua Viva Centro Nacional de Salud, Ambiente y Trabajo Bogotá, Colombia www.censat.org, todos@censat.org.
BiodiversidadLA www..biodiversidadla.org.
http://www.ircamericas.org/esp/3923

LA GEOPOLITICA DEL PETROLEO Y EL GAS NATURAL

Asegurar la confiabilidad de los abastecimientos mundiales de energía requerirá políticas que, a un mismo tiempo, estimulen el uso de tecnologías más nuevas y limpias y se ocupen de los retos políticos planteados por la creciente demanda mundial de petróleo y gas natural, dice Larson. La política estadounidense procura estimular la expansión y diversificación de la oferta mundial de energía y promover la transparencia y las instituciones democráticas que ayudan a los países productores de energía a hacer uso más productivo de sus recursos.
La energía es el ingrediente vital de la economía mundial. Aun cuando trabajamos con empeño en la eficiencia energética e invertimos en el desarrollo de nuevas tecnologías energéticas, el petróleo y el gas natural seguirán siendo esenciales por muchos años. El desarrollo económico en todo el mundo significa que la demanda mundial de petróleo y gas seguirá creciendo a corto plazo. Lo que es aún más significativo, el rápido crecimiento de China y el aumento de su demanda general de energía continúan afectando los mercados energéticos. Algunos analistas estiman que China podría ser responsable de hasta una tercera parte del aumento marginal mundial de la demanda de petróleo en los próximos años.
En consecuencia, el mundo debe encontrar y desarrollar suministros de petróleo y gas más confiables, que permitan el crecimiento económico sostenido. Desafortunadamente, es casi un axioma que el petróleo y el gas se encuentran más a menudo en países con regímenes políticos problemáticos o una geografía física difícil.
Varias realidades determinan nuestro modo de pensar acerca de la seguridad energética y cómo deberíamos dotar de confiabilidad a nuestro suministro de energía:
 Dos tercios de las reservas de petróleo conocidas en el mundo están en el Medio Oriente.
 Las importaciones proveen aproximadamente la mitad del petróleo y 15 por ciento del gas natural que consume Estados Unidos, y una porción aún mayor de las necesidades de algunos de los aliados y socios económicos más importantes de Estados Unidos.
 Los sacudimientos de la oferta petrolera en cualquier región del mundo tendrán impacto en la economía estadounidense mediante la operación instantánea de los mercados internacionales del petróleo.
LA CONFIABILIDAD MEDIANTE LA DIVERSIFICACION
Dado que requieren compromisos de largo plazo, las inversiones en energía son costosas y arriesgadas. Al reconocer esta realidad, la política energética estadounidense procura alentar la expansión y diversificación de la oferta de energía. Varias regiones atraen creciente interés de las compañías de energía de Estados Unidos y otros países. En la cuenca del Mar Caspio, Rusia, Africa Occidental y América del Norte y el Sur advertimos perspectivas interesantes de producción expandida de petróleo y gas, como así también la promesa de una mayor producción de petróleo y gas en el Oriente Medio. En cada una de estas regiones, nuestra política se dirige a apoyar el desarrollo de los recursos energéticos encabezado por el sector privado, mediante la reducción de la incertidumbre política que, de otra manera, podría entorpecer la inversión que se necesita.
Rusia y la Cuenca del Mar Caspio
Rusia es ya una superpotencia energética. Para alcanzar su potencial pleno, Rusia necesita fortalecer el gobierno corporativo y la estructura legal/regulatoria de las empresas, mejorar su entorno para la inversión extranjera, permitir la competencia en el sistema de transporte, abrir a la reforma y la competencia las compañías de gas y petróleo Gazporom y Transneft, mejorar sus capacidades tecnológicas y llevar a niveles mundiales los precios internos de la energía.
La cuenca del Mar Caspio encierra un potencial tremendo, debido a que ofrece la posibilidad de aumentos en la producción que van desde 1,6 millón de barriles diarios en 2001 a 5 millones diarios en 2010. En este momento, las cuestiones claves en el desarrollo de la energía de la cuenca del Mar Caspio, son: 1) completar el segundo pilar del Corredor Energético Este-Oeste mediante el desarrollo del gasoducto del Sur del Cáucaso; 2) mejorar el clima de inversión en toda la región; y 3) llevar el petróleo kazajo al corredor Este-Oeste.
Los múltiples oleoductos que llevan económicamente al mercado mundial los recursos de la cuenca del Mar Caspio, fortalecen la soberanía y la viabilidad económica de los nuevos estados de la región. Los esfuerzos estadounidenses en la cuenca del Mar Caspio se proponen complementar — y no reducir — el apoyo de Estados Unidos a los esfuerzos rusos para desarrollar su potencial como exportador de energía.
Africa
Africa desempeña un papel cada vez más importante como proveedor de energía a Estados Unidos y los mercados mundiales. En 2003, tanto Nigeria como Angola figuraron entre los diez principales proveedores de petróleo de Estados Unidos. La producción petrolera genera ingresos substanciales en países como Nigeria, Angola, Gabón, Guinea Ecuatorial, la República del Congo, Chad y Camerún. Santo Tomé y Mauritania pueden también llegar a ser proveedores de petróleo en los próximos años. Para desarrollar los recursos energéticos africanos se necesita inversión extranjera directa, ya que la mayoría de los nuevos yacimientos están en aguas profundas frente a las costas, y requieren instalaciones de explotación avanzadas y gran inversión de capital. La producción creciente de petróleo y gas podría ser un motor poderoso para el desarrollo económico nacional de los países. Sin embargo, los hechos ocurridos en 2002 en del Delta del Níger, cuando los manifestantes tomaron por asalto las instalaciones petroleras y causaron su cierre temporal, demuestra que el petróleo puede ser también una fuerza perturbadora si los ingresos petroleros de un país no se administran de una manera equitativa y transparente. Nigeria ha aprendido de su experiencia en el Delta del Níger y sienta un ejemplo de transparencia y reforma económica, hecho posible por los ingresos derivados del petróleo, ejemplo que Estados Unidos espera sigan otros países de Africa.
América del Norte
Para Estados Unidos, las fuentes de energía más importantes y confiables son sus vecinos, y nosotros fortalecemos nuestra cooperación energética con Canadá y México. Recientemente, importantes expertos en energía de Canadá, México y Estados Unidos publicaron un informe sobre el Cuadro Energético de América del Norte que, por primera vez, mide conjuntamente inventarios energéticos, balanzas comerciales y corrientes de energía. Lo que a menudo pasa inadvertido es que el comercio energético en América del Norte es una calle en dos direcciones. México va convirtiéndose en una fuente importante de las importaciones estadounidenses de petróleo. Al mismo tiempo, Estados Unidos es un exportador neto de gas natural a México, y las refinerías estadounidenses le proveen a México más del 15 por ciento de los productos refinados del petróleo.
La confiabilidad del comercio energético en América del Norte se ve realzada por la proximidad geográfica. Sin embargo, más importante que la geografía son el estado de derecho y las condiciones de inversión predecibles creadas por el Acuerdo de Libre Comercio de América del Norte, las redes de oleoductos integradas y las relaciones de oferta, confiables a largo plazo. Trabajamos de continuo para mejorar esta estructura de estado del derecho y condiciones de inversión predecibles en América del Norte, incluso mientras tratamos de establecer estructuras similares en otras regiones.
Venezuela
Venezuela y Estados Unidos han mantenido firmes vínculos históricos en cuestiones de energía. Hasta fecha reciente, la política petrolera venezolana se establecía sobre una reputación de confiabilidad. Desafortunadamente, los actos y declaraciones de partidos de todos los sectores durante los últimos 18 meses, han puesto en tela de juicio la prioridad que los venezolanos asignan a su reputación de proveedor confiable. Estados Unidos seguirá trabajando para ayudar a los venezolanos a resolver sus diferencias políticas. Pero hasta que se llegue a una solución constitucional, democrática, pacífica y electoral, y se disminuya el nivel de la retórica, los mercados mundiales de la energía no pueden, simplemente, considerar a Venezuela con la misma certidumbre con que una vez lo hicieron. Cuando los partidos venezolanos demuestren un compromiso con la reconciliación, encontrarán en Estados Unidos un socio dispuesto y disponible.
Arabia Saudita y los productores del Golfo
El Oriente Medio contiene alrededor de dos terceras partes de las reservas de petróleo mundiales comprobadas. El tamaño de sus reservas, combinado con su bajo costo de producción, garantiza que el Oriente Medio continuará desempeñando un papel crucial en el mercado energético mundial. Arabia Saudita desempeña un papel clave en los mercados petroleros mundiales como principal exportador mundial. Aún más, Arabia Saudita apoya la seguridad energética internacional al mantener una considerable capacidad de producción excesiva, que puede ser puesta en acción rápidamente en la eventualidad de una perturbación grave de la oferta en cualquier parte del mundo.
La diversificación de la oferta mundial de petróleo no debe interpretarse como diversificarse para "alejarse" de Arabia Saudita y otros productores del Golfo. Los productores del Golfo seguirán desempeñando un papel indispensable en el mercado mundial, y Estados Unidos los alienta a aumentar la inversión extranjera y ampliar constantemente la oferta. Lo que buscamos es un mejor equilibrio y un mercado petrolero más flexible y adaptable que responda a las señales de los precios.
En este sentido, los productores del Golfo podrían cosechar mayores beneficios si abrieran sus economías a una mayor inversión privada, de modo que la capacidad de producir petróleo y gas pudiera crecer y las ofertas de energía pudieran responder más plenamente a los cambios de la demanda. La inversión en el gas natural es un sector donde este proceso ha comenzado. El gas natural en forma de gas natural licuado (GNL), que en una época se reservaba solamente para el consumo local o regional o se desperdiciaba en llamaradas perjudiciales, se ha convertido en una fuente de energía que se comercia cada vez más a escala mundial. Qatar trabaja con importantes compañías de energía internacionales para convertirse en un exportador importante de GNL.
En los Emiratos Arabes Unidos, el exitoso proyecto Taweelah de privatización de la electricidad y el agua es otro ejemplo de la función dinámica que la inversión extranjera puede desempeñar en el sector de la energía. Estados Unidos apoya estas iniciativas positivas de inversión privada porque amplían y diversifican sus fuentes de energía, ofrecen oportunidades a las compañías estadounidenses y fomentan el crecimiento económico en las naciones productoras de energía.
LA PROMOCION DE LA TRANSPARENCIA Y UN BUEN CLIMA DE INVERSION
Promover la transparencia y el buen gobierno es un elemento clave de la estrategia de Estados Unidos para alentar la diversificación. Los proyectos de petróleo y gas son problemáticos en muchos países en desarrollo debido a que las corrientes de ingresos están ocultas, o son desviadas, y los ciudadanos comunes y corrientes sienten que no reciben ningún beneficio de la riqueza natural de su país. Estados Unidos quiere que los países productores de petróleo inviertan el ingreso procedente de la energía en el desarrollo económico sólido y sostenible de sus poblaciones, no sólo porque es lo correcto, sino también porque crea apoyo político al desarrollo ulterior de proyectos de energía. Los procesos democráticos y el desarrollo de instituciones de gobierno responsivas promueven la estabilidad política y económica, el uso de la riqueza mineral para reducir la pobreza y para el desarrollo económico y la reducción de los conflictos relacionados con el petróleo en los países productores de energía de todo el mundo.
Es particularmente importante una estrategia general para la transparencia. En la Cumbre del Grupo de los Ocho (G-8) de junio de 2003, el presidente Bush y otros líderes apoyaron un plan de acción general para Combatir la Corrupción y Mejorar la Transparencia. El elemento central de esta estrategia es crear una asociación para darles a los países anfitriones interesados un apoyo técnico y político para fortalecer las instituciones locales y mejorar la transparencia y la rendición de cuentas. Queremos concentrarnos específicamente en la transparencia en los presupuestos, las compras gubernamentales y la adjudicación de concesiones, incluso el apoyo del G-8 a las necesidades técnicas identificadas por expertos.
Además de apoyar los planes de los países en desarrollo en estas áreas, los líderes del G-8 se comprometieron a:
 denegarles un refugio seguro a los líderes corruptos y sus bienes mediante, entre otras cosas, la denegación de visas a los funcionarios corruptos
 presionar en favor de la aplicación acelerada de la Convención Antisoborno de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE)
 alentar al Banco Mundial y otras instituciones financieras internacionales para que insistan en una mayor transparencia en el uso de los fondos por parte de los países prestatarios
Los países del G-8 apoyan los pactos voluntarios entre los gobiernos, las compañías que operan en esos países y la sociedad civil, con el fin de mejorar la transparencia en la administración financiera y la rendición de cuentas públicas. Estos pactos delinean el compromiso político del G-8 y los gobiernos anfitriones de alcanzar, con la ayuda del G-8 y de las instituciones financieras internacionales, objetivos específicos de transparencia mutuamente acordados y un plan de acción específico para alcanzar esas metas.
CONCLUSION
A largo plazo necesitamos tecnologías nuevas, tales como la del hidrógeno y la captura del carbono, que puedan alimentar nuestra economía a la vez que aumentan la seguridad energética y minimizan el impacto ambiental del consumo de energía. Entre tanto, nuestra política energética internacional debe atender los retos conocidos que plantea una economía basada en los hidrocarburos, donde las reservas de petróleo se concentran en varias regiones problemáticas del mundo. La transparencia y el buen gobierno son cada vez más importantes para sostener las inversiones internacionales en desarrollo energético en las regiones que ofrecen oportunidades de producción de energía. Estados Unidos seguirá participando intensivamente con sus socios en cuestiones de energía de todo el mundo para diversificar suministros, mejorar las oportunidades de inversión y asegurar que las fuerzas del mercado actúen con la mayor transparencia y eficiencia posibles.
Petróleo y geopolítica


Petróleo y geopolítica
La nuestra es una sociedad de alto consumo energético basada en la explotación del carbón, el petróleo y el gas natural. El privilegiado nivel de vida de buena parte de los ciudadanos de los países industrializados se fundamenta en los hidrocarburos originados y atesorados durante muchos millones de años en las profundidades de la corteza terrestre. De la misma forma que hablamos de las civilizaciones de la edad de piedra o de bronce, podemos afirmar que el hombre moderno se encuadra en la edad de los hidrocarburos.
Desde finales del siglo XIX hasta mediados del XX, el carbón fue el principal impulsor del desarrollo del mundo industrializado y es posible que en las próximas décadas lo sea el gas natural. Sin embargo, desde hace casi medio siglo, nuestra forma de vida y modelo socioeconómico dependen del petróleo. No sólo el transporte de mercancías, la movilidad de las personas, el confort de los hogares, el vigor de la industria y la producción de alimentos, sino que vivimos rodeados de más de 3.000 productos de uso cotidiano derivados del crudo, entre los que se encuentran algunos tan importantes como los plásticos y las medicinas. Y el caso es que en los próximos veinte o treinta años todo apunta a que todavía no dispondremos de una alternativa comercialmente viable a gran escala (aunque el petróleo representa el 40% de la energía primaria total consumida en el mundo, en el sector del transporte este porcentaje se eleva hasta el 90%).
La conclusión es meridiana. En los albores del siglo XXI, la disponibilidad de petróleo abundante y barato sigue siendo un pilar básico para el desarrollo de los estados y, como viene sucediendo desde hace al menos cinco generaciones, asegurarse el abastecimiento y el acceso privilegiado a esta materia prima constituye una poderosa razón de Estado. Para cualquier gran Estado moderno, hablar de geopolítica resulta casi sinónimo de políticas relacionadas con el petróleo.
Esto es así porque la mayoría de los países industrializados (entre los que se cuentan Estados Unidos, los países de la UE y Japón) y los gigantes demográficos en vías de desarrollo (China e India) no tienen reservas ni producción suficientes para impedir una creciente dependencia energética y, por otro lado, el mercado global del petróleo no está abierto al libre comercio. Al menos en lo que al sector de reservas y producción se refiere, dicho mercado está en gran medida controlado por monopolios u organismos estatales. Como afirmaba en un discurso pronunciado en 1999 en el Instituto del Petróleo de Londres el entonces presidente de Halliburton y actual vicepresidente de Estados Unidos, Dick Cheney, “el petróleo sigue siendo fundamentalmente un negocio entre gobiernos”.
Y éstos saben (o deberían saber) que los años dorados de la industria del petróleo quedan atrás y que se avecinan tiempos de crisis. Porque a fin de cuentas el petróleo es un recurso finito y en un futuro inmediato el ya hoy precario equilibrio entre oferta y demanda acabará decantándose definitivamente del lado de la última. No sólo porque las previsiones de crecimiento del consumo, especialmente en Estados Unidos, China e India, son espeluznantes, también porque gran parte de los campos de petróleo muestran síntomas de envejecimiento, con una producción que declina año tras año, y porque, pese a todo el esfuerzo financiero y tecnológico puesto en juego, los nuevos descubrimientos no son capaces, ni de lejos, de reponer las reservas agotadas. Para hacerse una idea del desafío planteado, basta considerar que para el decenio 2000-2010 el Departamento de Energía de Estados Unidos calcula que cubrir el aumento de la demanda mundial y el declive de la producción requerirá poner a punto una nueva capacidad extractiva de 60 millones de barriles diarios (algo más del 70% del consumo actual).
¿De dónde saldrá tanto petróleo? Pues, además de incrementar (a precios poco competitivos y a un alto coste medioambiental) la producción de crudo de las arenas asfálticas de Canadá y de los petróleos pesados de Venezuela, habrá que centrarse en los grandes productores de Oriente Medio, Latinoamérica, oeste y norte de África, Rusia y los países ribereños del Caspio. El resto de las regiones y países productores, incluyendo Estados Unidos, Europa Occidental, China y el Lejano Oriente, han entrado ya en una fase de declive irreversible.
Indiscutiblemente, este listado implica que el suministro global de petróleo debe lidiar con un creciente riesgo geopolítico. No en vano en un informe de este mismo mes el Departamento de Energía de Estados Unidos incluye en su relación de áreas políticamente inestables a Arabia Saudí, Argelia, Iraq, Irán, Libia, Nigeria, Rusia, las ex repúblicas soviéticas que bordean el Caspio, Sudán y Venezuela. Si a esto añadimos las amenazas potenciales de interrupción del suministro a causa de posibles atentados terroristas o conflictos bélicos en puntos vitales para el transporte del crudo, como estrechos, oleoductos y puertos de embarque, la lista se hace aún más larga.
Ante este escenario geopolítico conflictivo, la creciente adicción al petróleo del hombre de la edad del hidrocarburo puede situarle frente a dos opciones extremas. Una es la del drogadicto que intenta solucionar su problema mediante la violencia. La otra es la del toxicómano que decide, por duro y largo que sea, poner todo lo que está en su mano para salir del pozo. El tiempo dirá.
Crisis energética y geopolítica del petróleo
* Gonzalo Martínez Corbalá

La búsqueda de un acuerdo energético entre Estados Unidos y México constituye una de las líneas estratégicas de la relación bilateral. A la luz de la crisis de energía que se plantea abiertamente en Estados Unidos, y aun cuando la opinión de la contraparte mexicana, expresada por el secretario de Energía, Ernesto Martens, es contraria, ya que afirma no compartir "la visión catastrofista, los malos augurios del sexenio anterior para el sector energético", y dice que en materia petrolera "no hay de qué preocuparse" (El Financiero, 5 de marzo de 2001).

En cambio, en Estados Unidos se admite públicamente por parte de las autoridades correspondientes, en especial las de California, y por el propio presidente George W. Bush, lo que todo el mundo sabe: este gran país sólo cuenta en la actualidad con 22 mil millones de barriles de petróleo de reservas probadas, incluyendo las que corresponden a la vertiente norte de Alaska, y tomando en consideración que importan de diferentes fuentes, principalmente de México, cerca de 10 millones de barrilles diarios de los 20 que consumen, es natural que no tengan la intención de ocultar la crisis que se presentó desde los últimos días del gobierno del presidente William Clinton y, desde luego, con toda claridad en los primeros días del ejercicio de la administración Bush. Entre los graves problemas que pudieran afectar la seguridad nacional estadunidense no han podido apartar el de la crisis energética, o como quiera que se deseara denominarla, siempre que se haga una referencia clara a que el factor reserva/producción de Estados Unidos es preocupante para ellos y, consecuentemente, para todos los países miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), como debe serlo también para nosotros, los mexicanos, que compartimos 3 mil kilómetros de frontera con ellos.

Las reservas probadas de Estados Unidos sólo le aseguran la satisfacción de la demanda durante 7 u 8 años, razón por la cual esta gran potencia militar y económica se ve obligada a adoptar cualquiera de las siguientes líneas estratégicas:

a) reforzar su política de perforación y descubrimiento de nuevos campos petroleros;

b) asegurar su dominio sobre otros yacimientos importantes en Medio Oriente, por ejemplo, en Irak, nación que posee 100 mil millones de barriles de reservas probadas, es decir, casi cuatro veces las que tiene Estados Unidos, y

c) ampliar las posibilidades de explotar conjuntamente, ya no por acción militar directa, sino mediante convenios establecidos entre gobiernos con otros países, que pudieran disponer de mayores cantidades de reservas probadas, como sería precisamente el caso de México.

En relación con la segunda línea estratégica, durante su visita a México, el 16 de febrero de 2001, el presidente Bush hizo pública su autorización al Pentágono para bombardear Irak, por primera vez durante su periodo presidencial, y por segunda ocasión seis días después, en acciones coordinadas con Gran Bretaña, manteniendo así el control militar de la zona del Golfo Pérsico, que es una región en la que se ubica 60 por ciento de las reservas mundiales de petróleo.

La tercera línea estratégica sería la de concertar convenios con países que, como el caso de México, no solamente tienen reservas probadas considerables del energético fósil sino que además la cercanía geográfica representa ventajas adicionales que lo hacen más deseable para la gran potencia, en la que se presentan, en los hechos, agudas crisis de energéticos, como en California, y se prevé que ocurran dentro de muy pocos años en la costa del este.

En California, uno de los estados más ricos y más poblados de Estados Unidos, el 17 de enero, mientras la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) sostenía una reunión en Viena, se vieron forzados por primera vez a realizar apagones escalonados, que afectaron a decenas de millones de personas, debido al clima excepcionalmente frío que se presentó y a una brusca declinación en la generación hidroeléctrica, que ha llevado al sistema a extremos de escasez peligrosos.

La crisis se ha presentado principalmente en el norte de California, y se han seleccionado grandes bloques de usuarios -500 mil a la vez- a quienes la Pacific Gas and Electric Company les ordenó que cortaran la corriente aproximadamente durante una hora cada uno.

Inicialmente, los apagones se planearon a través de San Francisco, Sacramento, Modesto y otras ciudades del norte, pero el mismo día por la tarde el efecto se desplazó hacia los clientes del sur, a los usuarios de la Southern California Edison Company.

En estas circunstancias, no podemos estar de acuerdo con quienes piensan en un abaratamiento acentuado del petróleo en el año 2000 y hasta el 2002, cuando sabemos que por lo menos hasta el 2010 las reservas probadas de combustibles fósiles no representan ninguna garantía de abastecimiento y satisfacción de la demanda en los países que, como el nuestro, se esfuerzan por desarrollar la planta industrial en toda la nación, al tiempo que se mejora la calidad de vida llevando el fluido eléctrico y los beneficios del uso moderno de la energía en el transporte y las comunicaciones, todo lo cual implica un mayor consumo de energéticos globalmente considerado.

Si bien es cierto que en los países industrializados se establecen nuevas tecnologías que al mejorar la eficiencia y la productividad de los energéticos dan como resultado una disminución en el consumo per cápita, también lo es que en México, aun cuando la planta industrial, en términos generales, ha logrado notables avances en el empleo eficiente de energía, en el grueso de la demanda en todo el país para el transporte de la población, uso doméstico y edificios de oficinas gubernamentales y privadas aún no hemos llegado a ese grado de avance y se derrocha y desperdicia mucho la energía, como sucede con el agua potable.

LA ESCASEZ DE GAS NATURAL EN MÉXICO


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El secretario de Energía, Ernesto Martens, parece tener razón cuando afirma que "no tenemos un pie en el cuello; en todo caso, es un simple pisotón". El problema es que debemos tomar en cuenta no sólo nuestras propias necesidades internas, sino las características del mercado y básicamente las necesidades a corto, muy corto plazo de nuestro gigantesco vecino, que en buena hora, al parecer, está tratando de desarrollar la tercera vía de su estrategia energética, sobre la base de convenios concertados amistosamente y, en consecuencia, el presidente Bush ha planteado la posibilidad de una especie de asociación regional con Canadá y México para resolver conjuntamente el problema energético a corto plazo, mientras logra desarrollar suficientemente las fuentes alternas de energía, lo cual parece ser mucho más apremiante que desplazar naves espaciales con destino a Marte.

De cualquier forma, ante la aberrante estrategia que se ha seguido en los últimos años en la explotación de los combustibles fósiles por parte de Petróleos Mexicanos (Pemex), habrá que tomar en cuenta, por ejemplo, que en la actualidad no tenemos gas suficiente en el sureste por falta de plantas criogénicas para separarlo del petróleo, y en el norte quién sabe por qué, puesto que el gas seco del yacimiento de Burgos, anunciado durante mucho tiempo por algunos presidentes de la República, no se ha llegado a extraer por lo menos a escala industrial.

Las explicaciones técnicas acerca del retraso en la explotación completa de gas seco de la Cuenca de Burgos no son muy claras. Ante el consejo de administración de Pemex se ha informado que 64 por ciento de las reservas provienen de los campos maduros de explotación, y 36 por ciento de la exploración de nuevos pozos. También se afirma que el programa total incluye el desarrollo de "proyectos de inversión de oportunidades someras" y que para dar cumplimiento al programa de producción 2001-2002 se requiere terminar 360 pozos por año, de los cuales 210 se construirían con equipos de la administración. Y se ha asegurado que sería conveniente llevar a cabo la licitación de dos contratos de 150 pozos cada uno.

Los contratos que se firmaran deberían comprender la perforación de los pozos hasta su terminación, caminos, líneas de descargas y cabezales de recolección. El monto estimado de cada contrato es de 60 millones de dólares, es decir, se estaría hablando de una inversión de 120 millones de dólares para que en poco más de un año pudieran operar estos nuevos campos de producción. No parece que el monto de la inversión pudiera ser un impedimento real y de tanta importancia como para que esté detenida la producción completa de los nuevos campos de Burgos.

Por otra parte, Pemex Gas decidió vender seis buque-tanques de la flota gasera, y los ingresos obtenidos por este concepto fueron de poco más de 54 millones de dólares, medida que no parece congruente ni oportuna con las necesidades actuales de distribución de gas natural.

Burgos incluye una parte de Nuevo León, Coahuila y Tamaulipas, y ha sufrido un retraso de 5 años, lo que ha desalentado a los inversionistas, y el potencial del megaproyecto de Burgos -el más importante de Pemex en gas-, no se ve todavía como proyecto integral bien definido e integrado, y a pesar de que se afirma que sería la garantía más completa de suministro de ese energético al país, y de que la escasez de la oferta actual ha agravado las condiciones del mercado internacional, aún no se ven los resultados concretos de este publicitado megaproyecto que debiera ser, en nuestra opinión, objeto de mayor atención de la nueva administración de Pemex.
En todo caso, es satisfactorio leer en las declaraciones de la Secretaría de Energía que México jugará el papel que sus propios intereses determinen, aunque bien sabemos que la concurrencia del mercado internacional del petróleo obliga elementalmente a cumplir los compromisos contraidos con los clientes a los que Petróleos Mexicanos surte el energético.
Demanda creciente de energía por tipo de combustible primario: 1970-2020
(Cuadrillones de BTU)
Fuente: EIA, International Energy Outlook, 1999. DOE/EIA-0484(99), pp. 142-143. EIA, International Energy Outlook, 2000. DOE/EIA-0484(00), p. 173.
DIAGNOSTICO Y ESCENARIOS ENERGÉTICOS: VISION DE EU
En diciembre de 2000 salió a la luz pública el reporte Pronóstico anual de energía 2001 con proyecciones para el 2020, a unos días de que tomara posesión el presidente George W. Bush el 20 de enero. Es un reporte preparado por la Energy Information Administration (EIA) y por el Departamento de Energía de Estados Unidos (DOE), aunque se advierte que la información contenida en este análisis debe ser atribuida a la EIA.
Es de gran interés analizar este informe a la luz del lanzamiento del programa de energéticos del propio Bush: el National Energy Policy, que es un reporte del National Energy Policy Development Group, como respuesta a los problemas que se han venido manifestando en diversas entidades estadunidenses, en forma destacada el caso de California, en donde ya llegaron al punto de racionar el uso de la energía eléctrica bajo reglas muy estrictas y apagones programados.
En los puntos sobresalientes de la revisión para el año 2001 con proyecciones al 2020, se establecen pronósticos para las referencias de caso, en lo que habremos de denominar International Energy Outlook 2001 (IEO-2001). Las más importantes son las siguientes:
1.- Las proyecciones del consumo mundial de energía revelan que éste aumentará en 59 por ciento sobre un horizonte de pronóstico de 21 años (1999-2020).
2.- El uso de energía en todo el mundo crecerá de 382 cuadrillones (EUA) de British Thermal Units (BTU) en 1999, a 607 cuadrillones de BTU en 2020.
3.- Algunos desarrollos que se dieron en el 2000 determinaron o influyeron en el panorama de este año, incluyendo la persistencia de los altos precios mundiales del petróleo, más grandes de lo previsto por la recuperación económica del sureste de Asia y por el robusto crecimiento económico en la ex Unión Soviética, que se ha sostenido dos años consecutivos por primera vez desde el colapso del régimen comunista.
4.- Se considera que la demanda de energía en Asia y América del Sur y Central se proyectará a más del doble entre 1999 y el 2020. Este crecimiento significará más de la mitad del incremento total proyectado en el consumo mundial de energía, y 81 por ciento del incremento del mundo en desarrollo solamente.
5.- Los precios mundiales del petróleo han sido extremadamente volátiles durante los pasados tres años, mientras que en 1998 se registró un mínimo de 10 dólares por barril, como consecuencia del sobreabastecimiento causado por una baja en la demanda de petróleo tanto en el sureste de Asia, que atravesaba por una recesión económica, como en Norteamérica y Europa occidental, que tuvieron inviernos más calientes de lo esperado. En cambio, en el año 2000 los precios mundiales registraron una gran recuperación al alcanzar casi 37 dólares por barril, lo que no había ocurrido desde la guerra del Golfo Pérsico, en los años 1990-1991.
El alza de los precios se atribuye a las reducciones de la producción por parte de la OPEP y varios países clave no miembros de esta organización: Rusia, México, Omán y Noruega, así como a la renuencia de las compañías petroleras para invertir mayores cantidades por el temor a un regreso de los precios bajos. Por otra parte, también se dio una fuerte recuperación de la demanda por el crecimiento de las economías de Asia, y por las tensiones en el Medio Oriente, que sin duda contribuyeron a exacerbar la volatilidad de los precios.
6.- En las proyecciones sobre los casos de referencia del IEO-2001 se espera que los precios mundiales se incrementen de 17.35 dólares por barril en 1999 hasta 27.60 en el 2000, para caer después a 20.50 en 2003 y regresar a la trayectoria anticipada para subir nuevamente hasta alcanzar 22 dólares por barril (dólares de 1999), que serían equivalentes a 36 dólares por barril en dólares nominales hacia el final del periodo considerado.
Los altos precios del petróleo en el mercado mundial y la mejoría de la producción industrial doméstica ayudaron a Rusia, la mayor economía de la ex Unión Soviética, para registrar dos años de crecimiento económico consecutivo, por primera vez desde el colapso de 1990, y se espera que esto produzca un crecimiento en la demanda de energía para la región de 1.7 por ciento por año entre 1999 y 2020, llegando hasta 56 cuadrillones de BTU al final del periodo, de un total de 607 que se proyecta que serán consumidos en todo el mundo en el mismo año. De esta manera, Rusia y el resto de la Federación Rusa estarían consumiendo en el año 2020 cerca de 10 por ciento de la energía mundial.
Como contrapartida, las emisiones de bióxido de carbono aumentarán proporcionalmente de 5 mil 821 millones de toneladas métricas (equivalentes de carbón) en 1990, a 9 mil 762 en el año 2020, cantidad muy cercana al doble en el lapso de 30 años.
Por otra parte, el incremento en la demanda proyectada en los casos de referencia a nivel mundial requerirá 43 millones de barriles por día, adicionales a la capacidad productiva actual. Se estima que los mayores incrementos de abastecimiento provendrán de los recursos derivados de la explotación fuera de costa (of shore), especialmente en la Cuenca del Mar Caspio y en mares profundos de Africa occidental, que será la región emergente con mayor futuro como productora de petróleo.
El petróleo representará la mayor parte del consumo de energía en relación con cualquier otra fuente, y se espera que permanezca en esta posición durante las dos primeras décadas de este siglo, hasta el año 2020, permaneciendo sin cambio durante este lapso en el 40 por ciento del consumo total mundial, si bien no rebasará este nivel porque muchos países en diversas partes del mundo incrementarán su consumo de gas natural y otros combustibles. Se proyecta que el consumo mundial se incrementará 2.3 por ciento anual, desplazándose de 75 millones de barriles por día en 1999 a 120 millones de barriles por día en el año 2020.
De acuerdo con los expertos, para el año 2020 los países en desarrollo consumirán aproximadamente la misma cantidad de petróleo que los países industrializados. Prácticamente se espera que todo el aumento en consumo de petróleo en el mundo industrializado provenga del sector transportes, en donde existen relativamente pocas alternativas económicas competitivas disponibles en este periodo, mientras que en el mundo en desarrollo el crecimiento de la demanda de petróleo, de los consumidores finales en las economías emergentes, desplazan su consumo de combustibles, no comerciales, a los generadores de diesel.
Fuentes: History: Energy Information Administration (EIA). Office of Energy Markets and End Use, International Statistics Database and International Energy Annual 1999. DOE/EIA-0219(99) (Washington, DC, January 2001) Projections: EIA, World Energy Projection System (2001).
GAS NATURAL, ELECTRICIDAD Y OTRAS FUENTES
Durante el periodo que se analiza en el IEO-2001 se prevé que el uso de gas crecerá al doble en los casos de referencia, alcanzando los 132 trillones de pies cúbicos en el 2020. El consumo de gas sobrepasó al de carbón por primera vez en 1999, y se espera que para el 2020 excederá el uso del carbón en 44 por ciento, aumentando de 23 por ciento en 1999 hasta 28 por ciento en 2020, y se espera que el gas natural tendrá el mayor incremento registrado en la generación de energía.
Entre las razones de este aumento está el hecho de que el gas natural es muy atractivo en lo que a protección del medio ambiente se refiere, porque emite menos bióxido de sulfuro, bióxido de carbono y pequeñas partículas de materia de lo que producen el petróleo y, sobre todo, el carbón. De aquí la importancia de una política más eficiente en la explotación de gas natural en México. Estar fuera de la tendencia y las previsiones mundiales puede tener un alto costo para la política energética nacional.
CHINA E INDIA CONSTITUIRAN 30% DEL TOTAL DEL AUMENTO EN EL CONSUMO DE ENERGIA
Por otro lado, las prospecciones para la energía nuclear son inciertas y se duda que continúen constituyéndose en una parte significativa del consumo de electricidad mundial. En los casos de referencia IEO-2001, las proyecciones señalan que la capacidad mundial de generación de energía nuclear aumentaría a 365 gigawatts en el 2010, para luego declinar y caer a 351 gigawatts en el 2020. Asimismo, se prevé que el crecimiento probable de la capacidad de generación nuclear se dé en el mundo en desarrollo, particularmente en Asia, en donde se calcula que el consumo de energía proveniente de plantas nucleares aumentará 4.9 por ciento anual entre 1999 y el 2020, y se espera que los reactores más viejos sean cerrados en el mundo industrializado y en las economías emergentes (EE), así como en los países que constituyeron la Unión Soviética. Las únicas excepciones que se consideran factibles serían los casos de Francia y Japón, en donde se considera que algunos nuevos reactores empezarán a operar en la próxima década.
La energía renovable aumentará, de acuerdo con las proyecciones más confiables, 53 por ciento en el periodo considerado entre 1999 y el 2020, y como es natural, puesto que la inversión inicial para producir energía por medio de hidroeléctricas es muy alta, los casos de referencia analizados en el IEO-2001 muestran una tendencia al crecimiento lento de los precios de energía, lo cual dificultará las grandes inversiones que requiere la generación hidroeléctrica, aun cuando el costo de producción es considerablemente más bajo que el de los otros tipos, especialmente comparada con la nuclear. Los proyectos hidroeléctricos a gran escala se deben a la construcción anual o a la planeación en algunos países en desarrollo de Asia, principalmente en China, India, Nepal y Malasia, entre otros, y en su conjunto excederán los mil megawatts.
En términos generales, se prevé que el uso de electricidad en todo el mundo aumentará dos tercios en el periodo analizado: de 13 trillones de kilowatts-hora en 1999 a 22 trillones de kilowatts-hora en el 2020, y las regiones que tendrán mayor desarrollo, según el análisis estudiado, serían Asia, América Central y América del Sur, con tasas de crecimiento anuales que excederían el 3.5 por ciento entre 1999 y el 2020.
Como contrapartida, en el mundo desarrollado crecerá menos el uso de energía eléctrica debido a dos factores: uno, el aumento de la eficiencia en los aparatos domésticos, y dos, la saturación del mercado y el más lento crecimiento de la población.
En Estados Unidos los precios de la electricidad aumentaron notablemente en California y Nueva York, así como en otros estados, en el verano de 2000. Por primera vez en la historia reciente de este país se dio el caso de que algunas plantas nucleares de generación de electricidad fueron compradas por empresas de Gran Bretaña, Japón y Francia.
Si bien en los países desarrollados se espera que en el periodo analizado la motorización, o sea, la propiedad de vehículos per cápita, alcance niveles de saturación hacia 2020, por otra parte se prevé que crezca rápidamente el uso de energía en transporte en los países en desarrollo y en las economías emergentes, a medida que las economías nacionales y regionales se expandan.
En Estados Unidos las proyecciones del nivel de motorización para el año 2020 señalan hasta 797 vehículos por mil personas, aunque en China, por ejemplo, a pesar de que se espera que este índice crezca cinco veces en el horizonte considerado, el nivel de motorización al final del periodo se estima en 52 vehículos por cada mil personas.
Este crecimiento trae consigo un incremento proporcional de bióxido de carbono en la atmósfera, que pone de relieve la paradójica relación que existe entre la energía y el medio ambiente. Se calcula que las emisiones de bióxido de carbono aumenten de aproximadamente 6 mil millones de toneladas métricas (equivalentes de carbón) en 1999 a casi 8 mil millones de toneladas métricas para el 2010, y a 10 mil millones de toneladas métricas en el 2020. Solamente los países en desarrollo representarán 81 por ciento de las emisiones totales de bióxido de carbono hasta el año 2010, para abatirse hasta 76 por ciento entre 1990 y el 2020.
Incremento en el consumo de petróleo por región, 1970-1999 y 1999-2020
Fuentes: 1970 and 1999: Energy Information Administration (EIA). Office of Energy Markets and End Use, International Statistics Database and International Energy Annual 1999, DOE/EIA-0219(99) (Washington, DC, January 2001). 2020: EIA, World Energy Projection System (2001).
GEOPOLITICA DEL PETROLEO
La demanda mundial de petróleo prevé alcanzar cerca de 120 millones de barriles por día en el año 2020, lo cual hará necesario un incremento en la producción mundial de 43 millones de barriles por día, aproximadamente, respecto de la producción actual.
Los principales hechos que señala el IEO-2001 en sus proyecciones para el mercado mundial de petróleo son los siguientes:
1.- El precio del barril en el año 2002 bajará un dólar y más de 4 dólares en el 2003, seguido por una suave curva ascendente de 0.3 por ciento en promedio anual de aumento sostenido de 2003 al 2020.
2.- La Cuenca del Atlántico emerge como una fuente segura de producción y abastecimiento tanto en América Latina como en Africa, desarrollándose la tecnología correspondiente a la exploración en aguas profundas. Aun cuando se ha retrasado el desarrollo de algunas regiones petroleras como la Cuenca del Mar Caspio, se espera que se desarrollen en un futuro próximo.
3.- El crecimiento económico en Asia es crucial para el desarrollo a largo plazo de los mercados petroleros. Asimismo, la evolución de la demanda de esta región reforzaría los lazos económicos entre los abastecedores de Medio Oriente y los mercados asiáticos.
4.- Se han desarrollado fuerzas competitivas que operan dentro de la OPEP, entre la OPEP y los abastecedores no miembros de la OPEP, y entre el petróleo y otras fuentes de energía, particularmente el gas natural.
5.- Las incertidumbres asociadas por el reporte IEO-2001 son significativas y no se pueden pasar por alto los siguientes puntos:
a) Una recuperación económica sostenida en los países en desarrollo de Asia, articularmente Japón.
b) Las reformas económicas y políticas en China.
c) Los efectos imprevisibles de la economía de Brasil y otros países latinoamericanos.
d) Los prospectos económicos de recuperación de Rusia.
Todo esto aumenta el riesgo de las discontinuidades políticas a corto plazo que podrían conducir el mercado mundial del petróleo hacia un comportamiento muy diferente de lo previsto en las proyecciones.
Se prevé que el consumo mundial de petróleo crecerá en 44.7 millones de barriles por día, en los casos de referencia del IEO-2001, de 74.9 millones de barriles por día en 1999 hasta 119.6 millones de barriles por día en el 2020.
El crecimiento de la demanda de petróleo en las tres décadas pasadas fue atemperado por las declinaciones mundiales de la demanda después de los choques mundiales de petróleo de 1973 y de 1979. De cualquier manera, desde 1983 la demanda del energético fósil ha aumentado de manera sostenida y permanente, y se proyecta que continúe esta tendencia a un promedio anual de 2.3 por ciento, en comparación con el 1.6 por ciento anual que aumentó en los 30 años pasados.
Para el año 2020 habrá de modificarse la relación consumo-producción mundial de manera que si bien hasta ahora la mayor proporción corresponde a los países industrializados, en las dos próximas décadas se cerrará la brecha del consumo entre los países industrializados y los no industrializados. Las proyecciones indican que los países en desarrollo llegarán a consumir el 65 por ciento del incremento mundial en el uso de los energéticos fósiles durante este periodo.
Sólo en las próximas dos décadas Asia consumirá 16 millones de barriles diarios, de la misma manera que en Medio Oriente (5.3 millones de barriles por día), Centro y Sudamérica (4.7 mdb) y la ex Unión Soviética (4.1 mdb) se proyectan como los aumentos más notables en la demanda mundial de petróleo.
Se considera que en América del Norte habrá un aumento en el consumo de productos petroleros de 8.8 millones de barriles por día de 1999 a 2020, constituyendo con mucho el aumento más grande esperado entre las regiones industrializadas, en la que solamente Estados Unidos aumentará 6.3 millones de barriles por día, México 2.2 millones y Canadá 0.3 millones de barriles por día.
Insistimos en que el problema de fondo no es el volumen de la producción mundial, sino que lo que está ahora y seguirá estando por mucho tiempo presente en la determinación del nivel de precios es el volumen de las reservas probadas de petróleo en el mundo. Estas cifras han sido infladas por lo menos desde hace 20 años por la propia OPEP, al igual que en nuestro país, en donde en el régimen de José López Portillo (1976-1982) se llegó a afirmar que teníamos en el subsuelo 70 mil millones de barriles de reservas probadas. Si esto fuera cierto, sería inexplicable que hasta ahora las publicaciones internacionales más serias en la materia reporten únicamente 28 mil millones de barriles de reservas probadas en México, contra 34 mil millones, volumen que reporta Pemex.
En materia de precios, el IEO pronostica que "los precios del crudo permanecieron por encima de 25 dólares el barril -en términos nominales- para la mayor parte del 2000 y han estado cerca de 30 dólares por barril en los primeros meses del 2001.
Se atribuye a tres factores fundamentales el que se haya producido una alta volatilidad en los precios del petróleo en el año 2000:
a) las compañías petroleras no invirtieron con la celeridad necesaria para corresponder al ritmo del crecimiento de la demanda de petróleo con el suficiente capital para desarrollar nuevos campos petroleros, temerosos quizás del regreso a los tiempos de bajos precios;
b) la demanda de petróleo en el Pacífico asiático se recuperó más rápido que lo anticipado después de la recesión de 1997-1999, y
c) las compañías petroleras se resistieron a reabastecer los inventarios bajos en términos relativos por razones parecidas, es decir, el retorno a los bajos precios de 1998.
Consumo de petróleo en el mundo industrializado por región, 1970-2020
Fuentes: Historia: Energy Information Administration (EIA). Office of Energy Markets and End Use, International Statistics Database and International Energy Annual 1999, DOE/EIA-0219(99) (Washington, DC, January 2001). Proyecciones: EIA, World Energy Projection System (2001).
VOLATILIDAD DE LOS PRECIOS DEL CRUDO
Si bien no se espera que los precios declinen hacia el rango menor hasta el año 2002 o posteriormente, se prevé que el control ejercido por la OPEP será suficiente para mantener los precios mundiales entre los rangos objetivos de esta organización, de 22 a 28 dólares por barril, durante todo el año 2001. Por otra parte, se pueden esperar todavía correcciones a la producción para mantener esta posición de la OPEP firmemente.
El efecto real y directo del aumento o del recorte de la producción objetivo de los productores de la OPEP no está claramente definido como pareciera, y de la misma manera se plantea la interrogante de si los avances tecnológicos serán garantía para que el desarrollo de abastecimiento de petróleo se mueva hacia adelante con la base solamente de mejorar la eficiencia de los motores y la maquinaria que consume el energético fósil en el supuesto de que pudiera darse nuevamente un escenario de precios bajos. Es decir, se requiere tanto del control de la producción de la OPEP para concurrir al mercado internacional de los energéticos fósiles, como del avance de las diversas tecnologías relacionadas con la energía para que se estabilicen los precios tan volátiles hasta el día de hoy.

El comportamiento volátil del mercado internacional de los energéticos fósiles en los últimos 25 años se ha agravado por las condiciones impredecibles de orden político y económico en un mundo unipolar, en el que por una parte se afirma que no hay recesión económica real en Estados Unidos, pero por otra se presenta, sin duda, una desaceleración que está afectando no solamente a sus vecinos, como es el caso de México, sino a toda Europa. De la misma manera, la recuperación económica en Asia genera un efecto clave, muy sensible, que se espera será sostenido en fuertes niveles.
Frente al panorama antes expuesto, es indispensable insistir en la necesidad de enfrentar la escasez de producción en gas y petróleo. Nuestro país juega un papel clave en este escenario. Y la política energética debe tomar en cuenta estos factores. *
Geopolítica y petróleo. Primera parte: el panorama energético global.

La energía sucia y sus límites.

La primera revolución industrial se basó en las máquinas a vapor alimentadas por el carbón. Del siglo diecinueve nos quedan las imágenes de una Inglaterra de barcos de hierro con calderas, de locomotoras encendidas, de fábricas y altos hornos, y también de obreros industriales y de mineros, todos sucios de hollín, respirando los gases de antracita. El poeta William Blake hablaba entonces de los “dark satanic mills” (los hornos oscuros de Satanás).

Si el diecinueve fue el siglo del carbón, el veinte fue el siglo del petróleo, combustible que después fue acompañado por el gas natural. Los países en desarrollo, y en particular los latinoamericanos, saltaron la etapa del carbón. En esos países, el siglo diecinueve había sido rural y urbano, pero no industrial A partir de 1900, pasaron directamente del uso de la leña y otros combustibles vegetales o animales, a los hidrocarburos y sus derivados.

Desde entonces la nafta y el automóvil han definido el estilo de vida de la humanidad “desarrollada.” El uso generalizado del motor a explosión terminó por consolidar a los derivados del petróleo como fuente principal de energía. Por más de cien años la sociedad humana ha sido una sociedad de hidrocarburos. Hoy, el abastecimiento de su consumo energético está dado por el petróleo con 37%, el gas natural con 23%, el carbón con 28%, la hidroelectricidad con 6%, y la energía termonuclear también con 6%.[1]

Cada año los descubrimientos de nuevas reservas cubrían abundantemente el volumen utilizado el año anterior. Esto dio seguridad y confianza a la sociedad industrial primero y a la post-industrial después. Pero el crecimiento geométrico del consumo de petróleo no podía continuar en forma indefinida. Llegó el momento inevitable en el ciclo de todo recurso no renovable. A partir de un punto, las reservas de petróleo dejaron de reemplazar lo consumido el año anterior. La carencia se repitió consistentemente, y aumentó mucho cuando irrumpieron en el mercado del consumo de petróleo y gas los dos gigantes antes dormidos: China e India.

A la preocupación por el ritmo decreciente de los descubrimientos de petróleo hoy se suma la preocupación generalizada por la contaminación ambiental. Esta situación ha dado impulso a una creciente sustitución del petróleo por gas. El gas representa una fuente de energía mas limpia y menos agresiva para con el medio ambiente. Al contrario de los que sucede con el petróleo, se siguen descubriendo reservas de gas que son superiores al consumo.

De todas maneras, las grandes compañías de petróleo estiman que hemos llegado al máximo de producción de hidrocarburos, y que estos tendrán que ser reemplazados, a lo largo de este siglo, por otras fuentes de energía. Al parecer de los expertos, las reservas de petróleo alcanzan para unos 40 años más y las de gas para otros 60.

Un dilema geopolítico.

Surge aquí la primera paradoja. Por un lado, la sensación de un agotamiento en un futuro no muy lejano es una de las razones principales por las que el precio del petróleo tiende a subir, y a subir mucho. Por otra parte, los altos precios de los hidrocarburos alimentan las ambiciones de grandeza de los países productores, que hoy se sienten capaces de “comprar” desarrollo, modernidad, y una política exterior independiente. Anticipo a mis lectores que en otro artículo voy a analizar los cambios sociales e institucionales que se pueden o no se pueden “comprar” con las rentas petroleras. Aquí me limito a señalar la siguiente paradoja: la prosperidad y la fuerza de que hoy gozan los países productores de petróleo no es sostenible a largo plazo, y si no la aprovechan bien, los puede precipitar bruscamente en un vacío. Todo depende de la estructura institucional y cultural en la que se inserta la “inyección” de prosperidad petrolera. En resumidas cuentas, se trata de una reedición de la vieja fábula de la cigarra y la hormiga.

Por otro lado, la preocupación mundial por el “efecto invernadero”, es decir el calentamiento del planeta como consecuencia del uso de los hidrocarburos y el carbón, obliga a los países a fijar metas aceptables de contaminación y a hacer cumplir esa obligación. Hasta los países más reticentes se ven forzados a discutir el tema y llegar a un compromiso en un plazo breve. Por esto, tanto el mundo desarrollado como el mundo en desarrollo, tanto el Norte como el Sur, están buscando sustitutos y ahorros de petróleo.

La tercera transición.

Hemos entrado en un período de transición. A las dos grandes transiciones que ya hemos presenciado –la transición hacia una economía global de mercado y la transición democrática—se suma hoy la transición energética. Hoy tienen gran actualidad los bio-combustibles en forma de etanol, como sustituto de gasolinas y el biodiesel, como aditivo importante para disminuir el consumo del diesel tradicional. En algunos países desarrollados, el recurrir a fuentes de energía llamadas “no convencionales” ya es de rigor. En Alemania se ha establecido por ley que para 2020 debe alcanzar al 20% del total del consumo de energía.

Dentro de este panorama, el primer decenio del siglo veintiuno nos encuentra divididos en dos grandes campos de opinión: uno conformado por individuos, instituciones, empresas y estados para quienes la penuria global de hidrocarburos es seria e inminente, y otro sector que no comparte ese sentimiento de urgencia. En función del énfasis de sus posiciones, los gobiernos y otras instituciones no gubernamentales toman diversas medidas de conservación e innovación. Así por ejemplo, Europa esta empeñada el mejorar el sistema de combustión de los motores diesel y lograr ahorros sustanciales de energía. Por su parte, en los Estados Unidos hay un nuevo entusiasmo por los automóviles híbridos (nafta y electricidad). Como se trata del mayor mercado mundial de automotores, y considerando que el sector de auto transporte representa el 40% del consumo de petróleo, la sensibilidad del público por estos temas tiene una importancia capital.

Con respecto a la energía eléctrica, los países desarrollados han enfrentado la demanda de varias maneras. Centrales hidroeléctricas y centrales termonucleares han cubierto fácilmente esa demanda. Los accidentes de reactores en Three Mile Island y Chernobyl, más el problema de formas aceptables para deshacerse de los deshechos de esas plantas han provocado una cuarentena voluntaria para el nuclear, que todavía continúa vigente. La creciente demanda eléctrica pasó a ser atendida por centrales térmicas, a gas preferentemente. Esta tendencia ha sido estimulada por la innovación de las centrales de ciclo combinado, que aumentan sensiblemente la capacidad de esas plantas. De todas maneras, la inseguridad de contar con gas indefinidamente, sumada a los problemas en el abastecimiento de gas a Europa Occidental, ha desatado nuevamente una corriente en favor de volver a las centrales termonucleares.

Los programas de sustitución de derivados de petróleo en el transporte están cada día afirmando más la idea que el sucesor de los derivados de hidrocarburos será el hidrógeno, con el aditamento que la mejor fuente de hidrógeno sería el gas natural.

La opinión de que estamos al principio del fin de la provisión de hidrocarburos, no sólo está repercutiendo en precios altos, sino también en la adopción de políticas tendientes a lograr una seguridad energética por períodos largos. En esta perspectiva temporal, el equilibrio de fuerzas en el tablero mundial dependerá de la capacidad de sustitución e innovación en los grandes países consumidores por un lado, y del uso mesurado y racional –no de la exuberancia irracional—de la renta petrolífera en los países productores, por el otro. No se trata de una apreciación de ingeniería, sino de una formula de paz y prosperidad, en el Norte y en el Sur.

Los senderos del Sur.

En América Latina, la preocupación por el abastecimiento de hidrocarburos es menos acuciante que en otras regiones. Esto se debe en parte a que las reservas latinoamericanas no han desarrollado todavía su entera potencialidad, y en parte al hecho que con pocas excepciones, los países de la región son productores de hidrocarburos. Por otra parte, las compañías estatales o semi-estatales latinoamericanas son por lo general más optimistas que las compañías privadas en cuanto a la estimación de reservas.

En la base de este optimismo continental están las grandes reservas convencionales venezolanas y las inmensas reservas no convencionales (franja de petróleo pesado) de ese país. El riesgo para América Latina no es la penuria de suministro energético, sino la caída en el facilismo, en el hábito dispendioso, y en la ilusión de una riqueza donada más que ganada. En otras palabras, el peligro está en creer en el mito de Eldorado –excelente fuente de realismo mágico en literatura pero poco conducente al desarrollo sostenido para todos.

No obstante lo anterior, la región tiende a hacer uso cada vez mas frecuente del gas natural. El principal motivo es la protección del medio ambiente. Se busca disminuir la contaminación de la atmósfera en las grandes ciudades. Además, los precios regulares del gas están por debajo del precio de los combustibles.

Favorece la utilización del gas para la generación de electricidad el hecho que las inversiones iniciales son menores que las inversiones hidroeléctricas, su instalación es más fácil, y tienen un menor impacto ambiental. La demanda es muy grande y la presión social no tolera los largos períodos de maduración de una represa hidroeléctrica. Hoy, la provisión de gas es el campo más fértil para la integración energética latinoamericana.

Para resumir esta visión panorámica de la tercera transición: cada día es más evidente que el mundo desarrollado se orienta hacia el hidrógeno y los países de América del Sur hacia el gas natural.

Hacia el futuro.

En el campo de los bio-combustibles, Brasil ha logrado una posición de avanzada considerable, por el hecho de haber iniciado, hace cuarenta años, el cultivo de caña para la producción de etanol de uso automotriz. Ese camino ha sido muy poco transitado por los países del área pero podría cobrar más auge en toda la región.

La utilización de energías no convencionales (solar, eólica, marina, etc.) es muy modesta. Sin embargo, es un campo de acción digno de explorar, y del que soy entusiasta, ya que mejora el nivel de vida de los habitantes de las zonas mas apartadas de las grandes aglomeraciones urbanas.

La energía y la seguridad de su abastecimiento están presentes en las agendas de decisión oficial y no oficial en todo el planeta. Estas preocupaciones generan acciones geopolíticas de todo orden, desde la influencia pacífica hasta la intervención armada. Su tratamiento ha dado lugar a la aparición de una nueva disciplina: “la petro-política”. En el próximo artículo trataré de explorar las promesas y los peligros en el área de la petro-política, tanto para el desarrollo económico y social como para la paz regional y mundial.


[1] Según los datos presentados en la BP Statistical Review of World Energy, 2006


El favor con que contó entre los teóricos del nazismo hizo que en las pasadas décadas la mala reputación intelectual manchara la visión que pretende entender el mundo con la óptica de la geopolítica, término acuñado por el pensador sueco Rudolf Kjellén a comienzos del siglo pasado.
No fue sólo aquella preferencia. Los cambios en los modos de producción de los últimos cincuenta años, la primacía de los servicios en la economía, el surgimiento del poder nuclear, el debilitamiento del Estado nacional y la interdependencia económica global, entre otros muchos factores, debilitaron varios de los presupuestos centrales del pensamiento geopolítico.Geografía y poder político —tal la esencia de ese sistema— parecen haber tomado cierta distancia recíproca.
La ocupación de nuevos territorios, la idea de inspiración darwiniana según la cual los Estados buscan siempre expandirse como cualquier organismo vivo, el control férreo de recursos naturales y de las rutas marítimas debieron encontrar —sin desaparecer, por cierto— nuevos lugares, un tanto menos prominentes, en el análisis del poder mundial.
El cambio parece apropiado en una etapa histórica en la que los imperios pueden serlo de modo disimulado y hasta —Estados Unidos es el gran botón de muestra— reaccionar con indignación cuando se les endilga la categoría.Pero hay cosmética gatopardista en esto. En algunos casos la lente amplificadora de la geopolítica es hoy tan elocuente como cuando la aplicaban los prusianos para analizar la consolidación y luego expansión de la nación alemana. El petróleo y la puja mundial por ese recurso finito es un caso emblemático presente que advierte sobre olvidar o despreciar las nociones geopolíticas.
Los ejemplos de la desastrosa guerra y posterior ocupación neocolonial en Irak pueden explicarse en gran medida por la obsesión del principal consumidor de asegurarse el control del recurso en ultramar.
El acuerdo de esta semana para que Corea del Norte desactive su programa nuclear —seis naciones negociaron durante tres años— se mide también en toneladas de petróleo (50.000 inicialmente), como quedó establecido en la lista de compensaciones para Pyongyang por su aparente decisión de no incorporarse al club del Apocalipsis atómico.
Fluctuación del "petro-dólar"
Lo mismo puede decirse del precio del recurso y de sus fluctuaciones en el contexto de una creciente puja internacional por la energía. Ahora está por debajo de los 60 dólares el barril con lo que algunos cálculos, geopolíticos en esencia, se han derrumbado.
En Washington, varios estrategas sonreían con un valor del crudo que se había reducido en casi un 30% en 2006 y la alegría no era sólo por pensar que las cuentas generadas por la voracidad de combustible de los estadounidenses mermaban. Si el valor se encogiera aún más, pensaron, por debajo de los 50 dólares el barril digamos, gobiernos rebeldes a la pax americana como el de Mohamed Ahmadinejad en Irán y de Hugo Chávez en Venezuela se verían en problemas.El iraní conoció en los últimos meses una ola de creciente descontento popular con su gestión —sus candidatos aliados en elecciones comunales fueron rechazados—, sobre todo por una ola inflacionaria que afecta productos básicos. En diciembre pasado la comunidad internacional amplió las sanciones contra Irán y Ahmadinejad no halló aún la fórmula para minimizar su impacto.
Esto hizo que hasta los clérigos musulmanes, de lo que en esencia es aún una teocracia, pasaran a criticarlo en voz alta. Más aún, muchos expertos, sostienen que Teherán ha dejado degradar por falta de inversión su infraestructura petrolera a punto tal que alguno de ellos —entre ellos Roger Stern de la Universidad John Hopkins— sugirió en un reciente estudio que la capacidad exportadora petrolera de Irán podría desaparecer en una década.Pero todo indica que Ahmadinejad puede dar gracias por la boca de George W. Bush y por su obsesión iraní. Hay una geopolítica de las palabras también que en el petróleo es primordial. Desde que Bush viene intentado probar que Irán merece un castigo, quizá militar, contribuyó a que el precio del petróleo subiera más de 20% en apenas dos semanas.
En el negocio del crudo existe lo que se llama "prima de riesgo" que identifica la voluntad de los operadores, que no se guían sólo por el estado presente del mercado, de pagar más caro el recurso si presienten o creen que la producción y el comercio pueden verse afectadas por crisis cercanas. En vísperas de la invasión a Irak, en 2003, el valor del barril trepó hasta un 50% y si cada nueva cima puede achatarse nunca lo hace demasiado; después de cada suba el petróleo no vuelve a niveles demasiado inferiores.Ahmadinejad tiene, desde entonces, dicen los cálculos, unos 24 millones de dólares adicionales con los que disimular cualquier error. Es verdad que no sólo la puja Washington-Teherán ha sido responsable en esto, también un invierno boreal particularmente duro en algunas regiones del hemisferio norte aportaron su incentivo alcista.
A esto hay que sumarle ciertos cálculos que sostienen que el conflicto árabe-israelí es responsable por unos 15 dólares en el precio de cada barril hace ya varios años.
Del mismo modo que el activismo chino —ha suscrito contratos petroleros por 25 años con países productores de Oriente Medio y busca otros en frica— hace de las suyas para incentivar el costo del recurso y la incertidumbre frente a su posible escasez futura.
Lo mismo puede decirse de Chávez, al que Washington acusa de aprovechar sus petrodólares para esparcir el "virus bolivariano" en varios puntos del hemisferio. Otro codazo geopolítico: Chávez tendría problemas, con un precio más modesto del crudo, para asistir del modo que lo está haciendo a Cuba que, exageran algunos, recibe hoy más de Caracas que lo que, en el mejor momento de la URSS, le dispensaba Moscú. Al menos la geopolítica puede ayudarnos a comprender el presente y, con suerte, a entender la naturaleza de cambios inminentes en el sistema mundial de poder.